Introducción
En medio de los desafíos contemporáneos y la creciente secularización, la Iglesia se mantiene firme como columna y baluarte de la verdad. Nuestra identidad como pueblo remanente no solo se define por la doctrina, sino por la fidelidad a la misión encomendada por Cristo. En este breve artículo, profundizamos en tres pilares esenciales que expresan esa misión y testimonio: el bautismo, la Cena del Señor y el rito del lavamiento de pies, también conocido como rito de humildad.
La Iglesia en el plan de Dios
Desde los primeros capítulos de las Escrituras hasta el Apocalipsis, la Iglesia ocupa un lugar central en el propósito eterno de Dios. No es un accidente histórico ni una institución humana, sino una comunidad llamada, redimida y enviada por Dios. En el Antiguo Testamento, vemos tipos y sombras de esta comunidad en el pueblo de Israel. En el Nuevo Testamento, la Iglesia es el cuerpo visible e invisible de Cristo, compuesto por todos los redimidos de todas las naciones.
Identidad de la Iglesia
En el Nuevo Testamento, la palabra "iglesia" traduce el término griego ekklesía, que significa “los llamados fuera”. Este concepto revela que la Iglesia es una asamblea de creyentes que ha sido llamada a salir del mundo para vivir en santidad y en misión. Según Efesios 1:22-23, la Iglesia es “el cuerpo de Cristo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”. Este texto subraya su conexión vital y espiritual con Cristo como Cabeza.
La Iglesia como cuerpo de Cristo
Pablo desarrolla con profundidad esta imagen en 1 Corintios 12. Cada creyente es un miembro del cuerpo, con funciones específicas y dones espirituales dados por el Espíritu Santo. No hay lugar para la competencia, el individualismo ni la pasividad. La unidad en la diversidad es una de las marcas distintivas de la Iglesia bíblica.
Las funciones esenciales
La Iglesia tiene una triple función bíblica:
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Adoración a Dios – Según Juan 4:24, los verdaderos adoradores deben adorar en espíritu y en verdad. La adoración es central en la vida e identidad de la Iglesia.
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Edificación de los creyentes – Efesios 4:11-16 destaca el propósito de los ministerios dados por Cristo para el perfeccionamiento de los santos.
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Evangelización del mundo – La Gran Comisión en Mateo 28:18-20 establece el llamado universal a hacer discípulos de todas las naciones.
La naturaleza escatológica de la Iglesia
La Iglesia vive en tensión entre el “ya” y el “todavía no” del Reino de Dios. Ya participa de las bendiciones celestiales (Hebreos 12:22-24), pero aún espera su consumación gloriosa. La Iglesia es la novia de Cristo que se prepara para las bodas del Cordero (Apocalipsis 19:7-9). Esta esperanza escatológica la impulsa a vivir en santidad, fidelidad y testimonio en medio de un mundo en tinieblas.
El remanente y su misión
Una Iglesia llamada por Dios
La Iglesia remanente es un concepto bíblico que surge de Apocalipsis 12:17, donde se describe a un grupo fiel que guarda los mandamientos de Dios y tiene el testimonio de Jesucristo. Este grupo no es elitista ni exclusivo, sino que representa a aquellos que, guiados por el Espíritu Santo, perseveran en la verdad del Evangelio eterno.
Según White (1911), “Dios tiene sobre la tierra un pueblo que guarda sus mandamientos, y que posee la fe de Jesús. Él los llama su iglesia remanente” (El Conflicto de los Siglos, p. 447).
La misión de proclamar el evangelio eterno
El mandato misionero de Mateo 28:19-20 y el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6-12 constituyen el corazón de la tarea de la iglesia. Proclamar el juicio venidero, la salvación por gracia, y llamar a salir de Babilonia, es decir, de la confusión religiosa, es nuestra responsabilidad.
El bautismo: Símbolo de nuevo nacimiento y entrada al pueblo de Dios
Fundamento bíblico del bautismo
Jesucristo instituyó el bautismo como señal de arrepentimiento, fe y conversión (Mateo 28:19; Marcos 16:16). En el Nuevo Testamento, el bautismo por inmersión es la forma bíblica de identificarse con la muerte, sepultura y resurrección de Cristo (Romanos 6:3-5).
Significado espiritual y eclesiástico
El bautismo representa el nuevo nacimiento espiritual (Juan 3:5), pero también la incorporación a la comunidad del remanente. No es simplemente un acto privado de fe, sino una ceremonia pública de alianza con Cristo y Su iglesia visible.
Como declara el Manual de Iglesia Adventista (2022), “el bautismo es requisito previo a la membresía de la Iglesia, y debe ser administrado solo a aquellos que comprenden sus implicaciones espirituales y doctrinales” (p. 31).
Condiciones y preparación para el bautismo
Antes del bautismo, es esencial una preparación doctrinal, espiritual y personal. Esta incluye:
- Arrepentimiento genuino.
- Aceptación de Jesucristo como Salvador.
- Comprensión básica de las enseñanzas bíblicas fundamentales.
- Deseo sincero de vivir una vida conforme a la voluntad divina.
La cena del Señor: Conmemoración, comunión y esperanza escatológica
Institución y significado
La Cena del Señor fue instituida por Cristo durante la última Pascua con sus discípulos (Mateo 26:26-29). Representa la conmemoración del sacrificio de Cristo, la participación espiritual con Él y la anticipación de su regreso glorioso.
La práctica adventista sigue el modelo apostólico, celebrándola de manera periódica y solemne. Como símbolo de unidad e igualdad, todos los miembros tienen acceso a participar de ella sin distinción jerárquica.
Elementos empleados: Pan y vino
Los emblemas utilizados son:
- Pan sin levadura: símbolo del cuerpo de Cristo, sin pecado (1 Corintios 5:7).
- Jugo de uva no fermentado: símbolo de su sangre derramada (Mateo 26:28).
Aspecto escatológico de la cena
Cada vez que participamos de la Cena del Señor, proclamamos su muerte “hasta que Él venga” (1 Corintios 11:26). Esta dimensión escatológica fortalece nuestra fe y esperanza en la segunda venida.
El rito de humildad: Lavamiento de los pies y unidad fraternal
Un acto instituido por Cristo
En Juan 13, Jesús lavó los pies de sus discípulos como expresión de humildad, servicio y purificación espiritual. Luego dijo: “Ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Juan 13:15).
Este acto no fue meramente cultural, sino una ordenanza simbólica con profundas implicancias espirituales.
Práctica en la Iglesia Adventista
El lavamiento de los pies precede a la Cena del Señor. Se realiza en parejas, entre hombres o entre mujeres, o en contexto familiar. Su propósito es:
- Preparar el corazón para participar dignamente de la Cena.
- Restaurar relaciones rotas mediante el perdón mutuo.
- Recordar nuestro llamado al servicio humilde.
Conclusión
Como miembros del pueblo remanente, somos llamados a vivir y proclamar una fe vibrante, centrada en Jesús. El bautismo, la Cena del Señor y el rito de humildad son más que tradiciones: son pilares vivos de nuestra identidad y misión.
Al participar reverentemente de estas ordenanzas, renovamos nuestra entrega, fortalecemos nuestra unidad y testificamos al mundo del poder redentor del Evangelio. Que nunca tomemos a la ligera estos santos privilegios, sino que vivamos con gratitud, reverencia y esperanza el llamado del cielo.
Referencias bibliográficas
- Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. (2022). Manual de Iglesia Adventista del Séptimo Día (20ª ed.). Review and Herald Publishing.
- Gulley, N. R. (2016). Sistema de teología: La Iglesia y el ministerio cristiano. Andrews University Press.
- Paulsen, J. (2004). La iglesia mundial: unidad en la diversidad. Review and Herald Publishing.
- Paulien, J. (2018). Revelación y la comunidad del fin. Andrews University Press.
- Rodríguez, Á. (2020). La iglesia remanente: Una visión adventista contemporánea. Pacific Press Publishing Association.
- Rodríguez, Á. (2010). La iglesia remanente: su identidad y misión profética. Andrews University Press.
- White, E. G. (2013). Los hechos de los apóstoles. Asociación Casa Editora Sudamericana.
- White, E. G. (1911). El Conflicto de los Siglos. Mountain View, CA: Pacific Press.
- White, E. G. (1898). El Deseado de Todas las Gentes. Mountain View, CA: Pacific Press.