No podemos saber nunca lo que puede suceder cuando le traemos a alguien
a Jesús.
2.
Texto:
Juan 6:9,10. “Uno de sus discípulos, Andrés, hermano
de Simón Pedro, dijo a Jesús: Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de
cebada y dos pescados; pero ¿qué es esto para tantos?
Jesús dijo: Haced que la gente se recueste. Y había mucha hierba en aquel lugar. Así que los hombres se recostaron, en número de unos cinco mil.”
Jesús dijo: Haced que la gente se recueste. Y había mucha hierba en aquel lugar. Así que los hombres se recostaron, en número de unos cinco mil.”
3.
Ilustración:
Se cuenta que un anciano maestro de escuela alemán, cuando entraba en el
aula por la mañana, se quitaba el sombrero para saludarlos respetuosamente. Una
vez alguien le preguntó por qué lo hacía, y él contestó: " Uno no sabe lo
que uno de estos chicos puede llegar a ser el día de mañana.» Y tenía razón:
uno de aquellos niños era Martín Lutero.
Por eso, recuerda cuán importante eres!
Aunque no escribas libros, eres el escritor de tu
vida.
Aunque no seas Miguel Ángel, puedes hacer de tu
vida una obra maestra.
Aunque no entiendas de película, ni de cámaras, tu existencia
puede transformarse en un film primoroso con Dios de productor.
Aunque cantes desafinado, tu existencia puede ser
una linda canción, que cualquier afamado compositor envidiaría.
Aunque no entiendas de música, tu vida puede ser
una magnífica sinfonía que los clásicos respetarían.
Aunque no hayas estudiado en una escuela de
comunicaciones tu vida puede transformarse en un reportaje modelo.
Aunque no tengas gran cultura puedes cultivar la
sabiduría de la caridad.
Aunque tu trabajo sea humilde, puedes convertir tu
día en oración.
Aunque tengas cuarenta, cincuenta, sesenta u
ochenta años, puedes ser joven de espíritu.
Aunque las arrugas ya marquen tu rostro, vale más
tu belleza interior.
Aunque tus pies sangren en los tropiezos y piedras
del camino, tu rostro puede sonreír.
Aunque tus manos conserven las cicatrices de los
problemas y de las incomprensiones, tus labios pueden agradecer.
Aunque las lágrimas amargas recorran tu rostro,
tienes un corazón para amar.
Aunque no lo comprendas, en el cielo tienes
reservado un lugar…
Todo, Todo… depende de tu
confianza en Dios y de tu empeño en SER un digno hijo suyo.- Arturo Quirós
Lépiz
4.
Aplicación:
Fue Andrés el que trajo a aquel muchacho a Jesús, lo que fue el primer
paso para que se realizara el milagro. No podemos saber nunca lo que puede
suceder cuando le traemos a alguien a Jesús. Si un padre entrena a su hijo en
el conocimiento y el amor y el temor de Dios, no hay nadie que pueda decir lo
que Dios puede llegar a hacer algún día con ese niño. Si un maestro de escuela le
lleva un niño a Jesús, nadie puede saber lo que algún día Jesús hará con él.
El niño de la historia entregó lo poco que tenía y eso fue lo que lo
cambió todo. Si no ofrecemos nada a Dios, El no tendrá nada para usar. Pero
puede tomar lo poco que tenemos y convertirlo en algo grande.
Además recuerda
que un pequeño niño fue instrumento para ver el milagro de Jesús de alimentar 15,000
personas aproximadamente. Tú eres un instrumento aunque no hayas logrado otras
cosas.
Pr. Wilbert
Maluquish