“Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. Si
caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante!
Si dos se acuestan juntos, entrarán en calor; uno solo ¿cómo va a
calentarse?
Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. ¡La cuerda de tres
hilos no se rompe fácilmente!” Eclesiastés 4:9-12
Existen ventajas al
cooperar con otros. La vida no está diseñada para el aislamiento, sino para el
compañerismo; no para la soledad, sino para la intimidad. Algunas personas
prefieren el aislamiento debido a que sienten que no pueden confiar en nadie.
Sin embargo, no estamos aquí en la tierra para servirnos a nosotros mismos,
sino para servir a Dios y a los demás. No se aislé de los demás ni trate de ir
por su cuenta. Busque compañeros, sea miembro de algún equipo.
En cierta ocasión unos
niños paseaban por el bosque cuando descubrieron una línea de ferrocarril
abandonada. Uno de los niños saltó a uno de los rieles y trató de caminar por
él. Después de unos cuantos pasos, perdió el equilibrio. Otro trató de hacer lo
mismo, y también se cayó. Los demás se rieron.
«Apuesto a que ustedes
tampoco pueden», le dijo a los demás uno de los que había hecho el intento. Uno
por uno los demás niños lo intentaron pero todos fallaron. Hasta el mejor
deportista del grupo no pudo dar más de una docena de pasos antes de caer fuera
del riel.
Entonces dos niños
comenzaron a hablarse al oído y uno de ellos lanzó el siguiente desafío: «Yo
puedo caminar todo lo que quiera por el riel, y él también», les dijo,
señalando a su compañerito. «No, tú no puedes», le dijeron los demás.
«¡Apuesto un dulce a cada
uno que sí puedo!», les respondió. Los demás aceptaron.
Entonces los niños subieron
cada uno a un riel, extendieron un brazo, se tomaron fuertemente de las manos y
empezaron a caminar por toda la vía.
Como individuos no hubieran podido hacerlo, pero trabajando juntos no les fue difícil alcanzar la victoria.
Como individuos no hubieran podido hacerlo, pero trabajando juntos no les fue difícil alcanzar la victoria.
El poder de la colaboración
es la multiplicación.
A veces en la vida, solos
no podemos y entonces es cuando necesitamos la mano del otro. La vida no es
para vivirla solos, es para vivirla en compañía y juntos poder avanzar el resto
del camino. Muchos pierden de vista este principio y no saben vivir en armonía
y equipo en sus familias, trabajos, universidades o en la misma Iglesia. Vamos!!!
No sigamos solos. Juntos, Tú y yo podremos caminar entre los rieles de la vida.
Me fijé entonces en otro absurdo en esta vida: Vi a un hombre solitario, sin hijos ni hermanos, y que nunca dejaba de afanarse; ¡jamás le parecían demasiadas sus riquezas! «¿Para quién trabajo tanto, y me abstengo de las cosas buenas?», se preguntó. ¡También esto es absurdo, y una penosa tarea!
Me fijé entonces en otro absurdo en esta vida: Vi a un hombre solitario, sin hijos ni hermanos, y que nunca dejaba de afanarse; ¡jamás le parecían demasiadas sus riquezas! «¿Para quién trabajo tanto, y me abstengo de las cosas buenas?», se preguntó. ¡También esto es absurdo, y una penosa tarea!