"No os afanéis por el día de mañana, porque el día
de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal." Mateo 6.34.
Planear para el mañana es tiempo bien invertido; afanarse
por el mañana es tiempo perdido. Algunas veces es dificultoso notar la
diferencia. Planear es pensar con antelación en metas, pasos y fechas, y
confiar en la dirección de Dios. Cuando se hace bien, el afán disminuye. El que
se afana, en cambio, se ve asaltado por el temor y se le hace difícil confiar
en Dios. El que se afana deja que sus planes interfieran en su relación con
Dios. No permita que su afán por el mañana afecte sus relaciones con Dios.
Un día en una visita al
capitán del barco, sonó una alarma estridente, seguida por extraños ruidos como
de algo que rechinaba y chocaba ruidosamente debajo del puente.
«Son nuestros
compartimentos herméticos que se cierran», explicó el capitán. «Es una parte
importante de nuestros ejercicios de seguridad. En caso de un verdadero
problema, el agua que se filtra en un compartimiento no afecta al resto del
barco. Aun al chocar con un témpano de hielo, como el Titanic, el agua sólo
penetraría en el compartimiento roto. Sin embargo, el barco seguiría a flote».
Cuando habló a los
estudiantes de Yale, Osler recordó la descripción que el capitán hizo del
barco:
Aplicación.
Cada uno de ustedes es una
organización más maravillosa que ese gran trasatlántico, y han emprendido un
viaje mucho más largo.
Les exhorto a que aprendan
a tener bajo sujeción su vida y a vivir cada día en un compartimiento hermético
para ese día.
Esto garantizará su
seguridad en todo el viaje de la vida. Toquen un botón y escuchen, en todo
ámbito de su vida, las puertas de hierro que dejan fuera el pasado, los días de
ayer que ya han muerto.
Toquen otro botón y
cierren, con una pared metálica, el futuro, los mañanas que aún no nacen. Así
estarán a salvo; a salvo por ese día.
No
piensen en la cantidad que hay que lograr, ni en las dificultades que hay que
vencer, sino empéñense seriamente en la tarea menuda que tienen a la mano, y
dejen que sea suficiente para el día; porque nuestro claro deber no es ver lo
que apenas se ve en la distancia, sino hacer lo que tenemos al alcance de la
mano.
Muchos barcos personales
están zozobrando hoy porque no aprendieron a cerrar el compartimento de abajo.
Aprendamos la lección para mantener flotando el barco de nuestra existencia.
Pr. Wilbert Maluquish