“Y descendiendo Pedro de la barca, caminó sobre las
aguas, y fue hacia Jesús.” Mateo 14:29
Pedro salió de la barca por fe. La fe lo sostuvo sobre las aguas del mar de
Galilea. Pero esa fe sólo fue activa
mientras él mantuvo los ojos fijos en Jesús.
Quizá no caminemos sobre
las aguas pero sí caminaremos a través de situaciones adversas. Si nos
concentramos en las olas de las circunstancias difíciles que se levantan cerca
de nosotros sin buscar la ayuda de Dios, también terminaremos desesperados y
hundiéndonos. A fin de mantener su fe en medio de las tormentas, mantenga los
ojos en el poder de Cristo y no en su incapacidad.
Dos entrenadores de pelota
se compadecían mutuamente por la dificultad de reclutar jugadores de calidad
para sus equipos. Un entrenador dijo:
- Si solo pudiera encontrar
a un hombre que jugara cada posición a la perfección, le diera siempre a la
pelota, nunca quedara fueran del juego y no hiciera un error en el campo.
El otro entrenador suspiró
en acuerdo y añadió:
- Sí, si apenas pudiéramos
hacer que dejara su perro caliente y bajara de las gradas.
Jugar el juego de la vida
al máximo requiere enfrentar riesgos. Sin ellos, la vida tiene poca emoción,
poco que pueda contarse como excitante o que satisfaga.
·
Reírse es
arriesgarse a parecer tonto.
·
Llorar es
arriesgarse a parecer sentimental.
·
Extender la
mano a otras personas es arriesgarse a involucrarse.
·
Exponer
sentimientos es arriesgarse a mostrar su verdadero yo.
·
Amar es
arriesgarse a no ser correspondido.
·
Vivir es
arriesgarse a morir.
·
Tener
esperanza es arriesgarse a desesperarse.
·
Intentar es
arriesgarse a fracasar.
Sin embargo, la persona que
no arriesga nada, no está obrando, nada tiene y al final se vuelve nada. No
tengas temor a enfrentar riesgos. ¡Bájate de las gradas y juegas a la
pelota!
El hombre no puede
descubrir nuevos océanos a menos que tenga el valor de perder de vista la
orilla.
Pr. Wilbert Maluquish