1.- Lección: Los hijos de este mundo tienen todo en la mano y nada de esperanza, mientras que los hijos de Dios tienen todo en la esperanza y casi nada en la mano.
2.- Texto: Gén 36:43 “43Estos fueron los
jefes de Edom según sus moradas en la tierra de su posesión. Edom es el mismo
Esaú, padre de los edomitas”.[1]
Esaú, padre de los edomitas:[2]Aunque Esaú no era el heredero del pacto
perpetuo, igual Dios lo bendijo junto a su familia, ya que todos llegaron a ser
una nación. Así se cumplieron las promesas de Isaac para Esaú, y debido a que
vivía lejos de Jacob, se estaba sacudiendo del “cuello” el “yugo” de su hermano
(Gén. 27:39–40).[3]
El monte Seír es
llamado la tierra de su posesión (v. 43). Mientras los israelitas vivían
en la casa de la esclavitud, y su Canaán era sólo la tierra de la promesa, los
edomitas vivían en sus propias mansiones, y Seír era su posesión. Nótese que
los hijos de este mundo tienen todo lo suyo a mano, y nada en esperanza (Luc.
16:25), mientras que los hijos de Dios tienen todo lo suyo en esperanza, y casi
nada al alcance de la mano. Pero, cuando todo se pondera como es debido es
mejor tener Canaán en promesa que el monte Seír en posesión.[4]
No se cita
siquiera a uno de los descendientes de Esaú en el registro de la fe en Dios;
todos se pierden en la oscuridad de los que se apartan del Dios viviente.
Tuvieron riquezas temporales y fama pasajera en este mundo, pero nada en la
eternidad.[5]
En el tiempo del
NT los idumeos son los descendientes de Edom. Finalmente, la identidad étnica
de los edomitas se pierde y se asimilan con los árabes. Así vemos que el plan
de Dios para Jacob y para Esaú llega a desarrollarse en cumplimiento a sus
promesas y gracias a su intervención.[6]
3.- Ilustración:
Los edomitas
persistieron en la misma clase de rivalidad con los israelitas que había entre
Esaú y Jacob.[7]
4.- Aplicación:
El monte de Seir
es llamado la tierra de su propiedad. Canaán era en esta época solamente la
tierra prometida. Seir era posesión de los edomitas. Los hijos de este mundo
tienen todo en la mano y nada de esperanza, Lucas 26: 25, mientras que los
hijos de Dios tienen todo en la esperanza y casi nada en la mano. Pero,
consideradas todas las cosas, es incomparablemente mejor tener Canaán en la
promesa, que el monte de Seir como posesión.[8]
Elena de White comenta al respecto: “Esaú y Jacob habían
sido educados igualmente en el conocimiento de Dios, y los dos pudieron andar
según sus mandamientos y recibir su favor; pero no hicieron la misma elección.
Tomaron diferentes caminos, y sus sendas se habían de apartar cada vez más una
de otra”. (Historia de los Patriarcas y Profetas, 184.)
Pr. Wilbert Maluquish
Agosto, 2015
[1]Reina Valera Revisada (1960) (Miami: Sociedades
Bı́blicas Unidas, 1998), Gn 36.43.
[2]Andrews
Study Bible Notes,
ed. Jon L. Dybdahl (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2010), 52.
[3]Neuvo Comentario Ilustrado De La Biblia (Nashville:
Editorial Caribe, 2003), 63.
[4]Matthew Henry and Francisco Lacueva, Comentario
Bı́blico De Matthew Henry (08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE,
1999), 62.
[5]William MacDonald, Comentario Bíblico De William
MacDonald: Antiguo Testamento Y Nuevo Testamento (Viladecavalls
(Barcelona), España: Editorial CLIE, 2004), 37.
[6]Daniel
Carro, José Tomás Poe, Rubén O. Zorzoli and Tex.) Editorial Mundo
Hispano (El Paso, Comentario Bı́blico Mundo Hispano Genesis, 1. ed. (El
Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 1993-<1997), 201.
[7]Arturo Collins, Estudios Bı́blicos ELA: Ası́
Comenzó Todo (Génesis) (Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas,
A. C., 1992), 100.
[8]Matthew Henry, Comentario De La Biblia Matthew Henry
En Un Tomo. (Miami: Editorial Unilit, 2003), 56.