1.- Lección: Las bendiciones de Dios siempre pueden exceder a los fraudes humanos.
2.- Texto: Gén 30:37-43 37Tomó luego Jacob varas verdes de álamo, de avellano y de castaño, y
descortezó en ellas mondaduras blancas, descubriendo así lo blanco de las
varas. 38Y puso las varas que había mondado delante del ganado, en
los canales de los abrevaderos del agua donde venían a beber las ovejas, las
cuales procreaban cuando venían a beber. 39Así concebían las
ovejas delante de las varas; y parían borregos listados, pintados y salpicados
de diversos colores. 40Y apartaba Jacob los corderos, y ponía con
su propio rebaño los listados y todo lo que era oscuro del hato de Labán. Y
ponía su hato aparte, y no lo ponía con las ovejas de Labán.[1]
Esta es una
historia poco común que relata la forma en que Jacob adquirió sus riquezas. Ese
hombre superó a su opositor en astucia, o cuando menos, así lo parecía. Pero la
victoria de Jacob se debió más a Dios que lo que Jacob pudo entender entonces.[2]
Dios bendijo a Jacob de una manera poco común. Aquí
se encuentra un juego de palabras con el nombre Labán (“blanco”), porque en la medida en que Jacob descortezó las varas para descubrir lo blanco (lāḇān) de ellas, veía cómo aumentaban sus
rebaños. Le siguió el juego a Labán y ganó—fue más listo que “Blanco”.
Posteriormente,
Jacob aceptó claramente (31:7–12) que Dios había intervenido para cumplir las
expectativas que él había puesto en las varas blancas. Parecía que las varas, puestas en los abrevaderos, hacían que sus
animales fueran más fértiles, ya que se apareaban frente a los abrevaderos.
Además, Jacob usó la cruza
selectiva para aparear los animales más
fuertes para su rebaño y las
ovejas más débiles (las hembras) para Labán. Pero esta no fue la única ocasión en que la intervención de
Dios en el éxito de Jacob fue mucho más grande de lo que un observador podría
pensar.
Así que Jacob se enriqueció muchísimo (30:43)
en cumplimiento de la promesa que Dios le hizo en Bet-el y a costa de Labán,
que así recibió parte de la recompensa que se merecía. Entre Labán y Jacob se
desarrolló una lucha fascinante. Las injusticias y artimañas de Labán se
adelantaron al plan de Jacob, así como la intención de Isaac de bendecir a Esaú
había precipitado el engaño de Jacob. En ambos casos, las intenciones de
defraudarlo, de hecho fueron superadas por Jacob mismo. Sin embargo,
posteriormente Jacob consideró
que su ganancia real se debía a la bendición divina, aunque tuvo que aceptar
las consecuencias (temor y peligro) de sus tretas.[3]
3.- Aplicación:
Lo más probable es que la cría selectiva y la promesa de
Dios de provisión fueran las razones fundamentales del incremento en los
rebaños de Jacob.
El Señor de una u
otra manera defenderá la causa del oprimido y honrará a los que sencillamente
confían en su providencia. Que todas nuestras misericordias sean recibidas con
acción de gracias y oración, para que viniendo de su generosidad, nos lleven a
alabarle.
Pr. Wilbert Maluquish
Agosto, 2015
[1]Reina Valera Revisada (1960) (Miami: Sociedades
Bı́blicas Unidas, 1998), Gn 30.37-40.
[2]John F. Walvoord and Roy B. Zuck, El Conocimiento
Bíblico, Un Comentario Expositivo: Antiguo Testamento, Tomo 1:
Génesis-Números (Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C., 1996),
88.
[3]John F. Walvoord and Roy B. Zuck, El Conocimiento
Bíblico, Un Comentario Expositivo: Antiguo Testamento, Tomo 1:
Génesis-Números (Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C., 1996),
88.
[4]Nuevo Comentario Ilustrado De La Biblia (Nashville:
Editorial Caribe, 2003), 57.