1.- Lección: Las
experiencias adversas no es siempre fácil vivirlas.
2.- Texto: Gén 40:14,15 “14Acuérdate,
pues, de mí cuando tengas ese bien, y te ruego que uses conmigo de
misericordia, y hagas mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa.
15Porque fui hurtado de la tierra de los hebreos; y tampoco he hecho
aquí por qué me pusiesen en la cárcel”.[1]
Hay varias
enseñanzas prácticas en las experiencias adversas que vivió José en la cárcel.
Aunque es fácil expresarlas, no lo es siempre vivir convencidos de ellas.
I.-
La especial providencia de Dios, llenó la cabeza de estos dos presos con sueños inusitados, tanto que
hicieron en ellos una impresión extraordinaria y comportaban ciertas evidencias
de su origen divino. Ambos los tuvieron la misma noche. [2]Por medio de la misma dirección de la
providencia, José fue impulsado a notar su ansiedad por la mañana, y a
preguntarles la causa. Consideramos que venía directamente de Dios el hecho de
que fuera capaz de darles inmediatamente y sin dudar la interpretación
verdadera de sus sueños.[3]
II.- La
impresión que hicieron en ellos estos sueños fue pesimista (v. 6): Estaban tristes.
III.- José
les mostró afecto y compasión, y les preguntó preocupado: ¿Por qué aparecen
hoy mal vuestros semblantes? (v. 7) José era su guardián, así como su compañero de
prisión, y también él había sido un soñador. Participar en los sufrimientos
ajenos ayuda a compadecerse de los que sufren. Por otra parte, es un consuelo y
un alivio para los que están en apuros, el saber que hay quien hace caso de
ellos.
IV.- Los
sueños y su interpretación. No hay quien lo interprete—le dicen a José—. Entonces José les da
la pista para encontrar un intérprete: ¿No son de Dios las interpretaciones?
Como si dijera: «Si las interpretaciones pertenecen a Dios, Él es muy libre
para comunicar su poder a quien le plazca; por tanto, decidme vuestros sueños».
Ahora bien:
1. El sueño del jefe de los coperos era un feliz presagio de su liberación
y de la restitución a su cargo en el término de tres días, y así se lo
interpretó José (vv. 12–13).
2. El sueño del jefe de los panaderos mostraba proféticamente su muerte
ignominiosa (vv. 18–19). La feliz interpretación del sueño del otro le animó a
referir su sueño. No fue culpa de José el darle malas noticias. Así también,
los ministros de Dios no son más que intérpretes; no pueden hacer que las cosas
sean de otro modo del que son.
V.- La
ventaja que obtuvo José de esta oportunidad para tener un amigo en la corte
(vv. 14–15). Modestamente
imploró el favor del jefe de los coperos cuya restitución había predicho: Acuérdate
de mí cuando tengas ese bien (v. 14). Y ¡cuán modestamente presenta también
su propio caso! (v. 15). No acusa a sus hermanos que le habían vendido. Tampoco
refiere el daño que le había causado su dueña, por cuya causa se encontraba en
la cárcel, así como la credulidad de su amo, que se había convertido en su
juez; se limita a confesar mansamente su inocencia. Cuando tengamos que
vindicar nuestra conducta, debemos evitar al máximo, en la medida de lo posible
el hablar mal de otros. Contentémonos con demostrar nuestra inocencia, sin
tratar de afear la conducta, aunque sea mala, de otros.[4]
Elena de White comenta al respecto: El copero del rey había
expresado la más profunda gratitud a José, tanto por la feliz interpretación de
su sueño como por otros muchos actos de bondadosa atención; y José,
refiriéndose en forma muy conmovedora a su propio encarcelamiento injusto, le
imploró que en compensación presentara su caso ante el rey. “Acuérdate, pues,
de mí cuando te vaya bien; te ruego que tengas misericordia y hagas mención de
mí al faraón, y que me saques de esta casa, porque fui raptado de la tierra de
los hebreos y nada he hecho aquí para que me pusieran en la cárcel”. El
principal de los coperos vio su sueño cumplido en todo detalle; pero cuando fue
reintegrado al favor real, ya no se acordó de su benefactor. Durante dos años
más, José permaneció preso. La esperanza que se había encendido en su corazón
se desvaneció poco a poco, y a todas las otras tribulaciones se agregó el
amargo aguijón de la ingratitud.[5]
3.- Aplicación:
La cárcel,
instrumento de castigo injusto a José, se vuelve el medio en el cual José ha de
surgir definitivamente a un lugar de prominencia en los planes de Dios.[6]
Nadie oye el
clamor del marginado o del oprimido. Por ello José, en vez de reclamar
justicia, pide que el copero actúe con misericordia para con él. Sólo un acto
de misericordia, de solidaridad básica entre seres humanos, daría posibilidad a
la liberación de José.[7]
Elena de White nos recuerda: “Pero una mano divina estaba
por abrir las puertas de la prisión. El rey de Egipto tuvo una noche dos sueños
que, por lo visto, indicaban el mismo acontecimiento, y parecían anunciar
alguna gran calamidad. Él no podía determinar su significado, pero continuaban
turbándole. Los magos y los sabios de su reino no pudieron interpretarlos. La
perplejidad y congoja del rey aumentaban, y el terror se esparcía por todo su
palacio. El alboroto general trajo a la memoria del copero las circunstancias
de su propio sueño; con él recordó a José, y sintió remordimiento por su olvido
e ingratitud. Informó inmediatamente al rey cómo su propio sueño y el del
primer panadero habían sido interpretados por el prisionero hebreo, y cómo las
predicciones se habían cumplido. (Historia de los Patriarcas y Profetas, 196)
Pr. Wilbert Maluquish
Agosto, 2015
[1]Reina
Valera Revisada (1960) (Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998), Gn
40.14-15.
[2]Matthew
Henry and Francisco Lacueva, Comentario Bı́blico De Matthew Henry (08224
TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE, 1999), 65.
[3]Alfred Edersheim, Comentario Bíblico Histórico,
trans. George Peter Grayling and Xavier Vila (VILADECAVALLS (Barcelona)
ESPAÑA: Editorial CLIE, 2009), 86.
[4]Henry
and Lacueva, 65.
[5]Elena de White,
Historia de los Patriarcas y Profetas, 195.
[6]Daniel
Carro, José Tomás Poe, Rubén O. Zorzoli and Tex.) Editorial Mundo
Hispano (El Paso, Comentario Bı́blico Mundo Hispano Génesis, 1. ed. (El
Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 1993-<1997), 216.