domingo, 9 de agosto de 2015

DEVUELVE A DIOS LO SUYO

1.- Lección: Diezmar era un acto por medio del cual una persona aceptaba que todas sus posesiones pertenecían a Dios.
2.- Texto: Gén 28:20-22 20E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, 21y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. 22Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.[1]

Jacob hizo un solemne voto en esta ocasión: si Dios le daba la protección prometida de su viaje, y lo traía de regreso a salvo a la casa de su padre, Yahvé sería su Dios (וְהָיָה en el ver. 21 comienza la apódosis), la piedra que había erigido sería una casa de Dios, y Yahvé recibiría un diez por ciento de lo que le diera. [2]
1. La fe de Jacob. Dios había dicho: Yo estoy contigo, y te guardaré. Jacob toma nota de esta promesa, y viene a decir: “dependo de ella” es decir, “pongo toda mi confianza en ella”.
2. La moderación de Jacob en sus deseos. Se contenta alegremente con pan para comer y vestido para vestir (v. 20). La naturaleza tiene bastante con poco, y la gracia con menos.
3. La piedad de Jacob y su atención puesta en Dios, lo que se echa de ver aquí:
(A) En lo que deseaba: que Dios estuviera con él y le guardara (v. 20).
(B) En lo que se proponía. Su resolución era:
(a) En general, aferrarse al Señor, como a Dios del pacto: Jehová será mi Dios (v. 21).
(b) En particular, realizar ciertos actos especiales de devoción, como muestra de su gratitud. Primeramente, “Esta piedra tomará posesión del lugar hasta que yo vuelva en paz, y después será erigido aquí un altar para honra y gloria de Dios”. En segundo lugar, “La casa de Dios no quedará desabastecida, ni su altar quedará sin sacrificio: De todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti (v. 22), para ser empleado o en el altar de Dios o en los pobres de Dios, pues éstos son los dos consignatarios de Dios en este mundo”.[3]

El comentario de Elena de White con relación al texto dice: “El sistema del diezmo se remonta hasta más allá del tiempo de Moisés. Ya en los días de Adán, se requería de los hombres que ofreciesen a Dios donativos de índole religiosa, es decir, antes que el sistema fuese dado a Moisés en forma definida. Al cumplir lo requerido por Dios, debían manifestar, mediante sus ofrendas, aprecio por las misericordias y las bendiciones de Dios para con ellos. Esto continuó durante las generaciones sucesivas y fue practicado por Abrahán, quien dio diezmos a Melquisedec, sacerdote del Altísimo. El mismo principio existía en los días de Job. Mientras Jacob estaba en Betel, peregrino, desterrado y sin dinero, se acostó una noche, solitario y abandonado, teniendo una piedra por almohada, y allí prometió al Señor: “De todo lo que me dieres, el diezmo lo he de apartar para ti.” Génesis 28:22. Dios no obliga a los hombres a dar. Todo lo que ellos dan debe ser voluntario. Él no quiere que afluyan a su tesorería ofrendas que no se presenten con buena voluntad”.[4]

3.- Aplicación:
Jacob se estaba comprometiendo a dar un diezmo sin condiciones (Núm. 21:2; Jue. 11:30, 31; 1 Sam. 1:11 para juramentos hebreos similares).[5]
Como nos recuerda Elena de White: “Nuestro tiempo, nuestros talentos y nuestros bienes debieran dedicarse en forma sagrada al que nos confió estas bendiciones. Cada vez que se obra en nuestro favor una liberación especial, o recibimos nuevos e inesperados favores, debiéramos reconocer la bondad de Dios, expresando nuestra gratitud no sólo en palabras, sino, como Jacob, mediante ofrendas y dones para su causa. Así como recibimos constantemente las bendiciones de Dios, también hemos de dar sin cesar”. (Historia de los Patriarcas y Profetas, 184, 185)

Pr. Wilbert Maluquish
Agosto, 2015




[1]Reina Valera Revisada (1960) (Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998), Gn 28.20-22.
[2]Carl Friedrich Keil and Franz Delitzsch, Comentario Al Texto Hebreo Del Antiguo Testamento (Viladecavalls (Barcelona), España: Editorial CLIE, 2008), 128.
[3]Matthew Henry and Francisco Lacueva, Comentario Bı́blico De Matthew Henry (08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE, 1999), 55.
[4]Elena de White, Joya de los testimonios, Tomo 1:372.
[5]William MacDonald, Comentario Bíblico De William MacDonald: Antiguo Testamento Y Nuevo Testamento (Viladecavalls (Barcelona), España: Editorial CLIE, 2004), 35.

La tierra nueva en Apocalipsis 21 y 22: Una perspectiva adventista del séptimo día

Introducción En el desarrollo teológico del libro del Apocalipsis, los capítulos 21 y 22 presentan una visión esencial para la cosmovisión a...