1.- Lección: Con frecuencia nuestro carácter se manifiesta en el de nuestros hijos.
2.- Texto: Gén 37:4 “Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a
todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente”.[1]
En la historia de
José vemos algo de Cristo que, primero fue humillado, y luego exaltado. También
muestra la suerte de los creyentes que deben pasar por muchas tribulaciones
para entrar al reino. Es una historia que no tiene igual en que exhibe variadas
formas de obrar de la mente humana, tanto para el bien como para el mal, y la
providencia singular de Dios al hacer uso de ellas para cumplir sus propósitos.[2]
Esta es la
historia de la familia de Jacob (v. 2). No es una mera y estéril genealogía como la de Esaú (36:1), sino
una historia útil y memorable. Aquí:
1. Se describe a Jacob como a un peregrino
juntamente con su padre Isaac, cuando éste vivía (v. 1). Implica que Jacob ha tomado ahora la
herencia de su padre, y lleva la vida del peregrinaje patriarcal en Canaán,
cuyo mayor desarrollo fue determinado por la maravillosa carrera de José. [3]
2. Se describe a José como apacentando (o,
quizá, supervisando) las ovejas con sus hermanos. José era muy responsable y el hombre de
confianza de su padre.[4]
Aunque José era
el favorito de su padre, no fue criado ocioso. No aman verdaderamente a sus
hijos, aquellos que no los ocupan en los negocios y trabajos, y cosas que
requieren esfuerzo. Con buena razón se dice que mimar a los hijos es echarlos a
perder. Los que han sido educados para no hacer nada es probable que sean
buenos para nada.[5]
3. José, tan amado de su padre (v. 3), varias eran las razones por las que Jacob
tuviera tal inclinación: La conducta fiel y correcta de José para con su padre;
era el hijo de Raquel, la esposa de amor de Jacob; además su nacimiento fue
tardío y algo muy especial y juntamente con Benjamín, el otro hijo de Raquel,
eran huérfanos de madre. [6]
Cuando los padres
hacen diferencias, los niños pronto la captan y eso conduce a conflictos
familiares.[7]
Aunque habiendo
Jacob experimentado en el hogar de su padre los malos efectos del favoritismo,
teniendo como resultado los amargos celos, no aprendió ninguna lección, sino
que practicó él también el favoritismo.[8]
4. José era aborrecido por sus hermanos (v. 4).
(A) Porque su
padre lo amaba más que a ellos. Cuando los padres hacen estas diferencias, los
hijos se dan cuenta pronto de ello, y así se ocasionan con tanta frecuencia
pendencias y altercados en las familias.
(B) Porque informaba
a su padre de la mala fama de ellos (v. 2). No como chismoso para sembrar
discordia, sino como hermano leal.[9]
Se ha especulado
mucho sobre la maldad de la que José daba cuenta a su padre. Unos piensan que
se trataba simplemente de negligencia en el cuidado de los rebaños, otros que
de riñas entre ellos, y no faltan autores, incluso judíos que opinan sobre
cosas mucho más graves como pecados de inmundicia sexual (¿sodomía o
bestialidad?)[10]
Elena de White comenta al respecto: “El pecado de Jacob y la
serie de sucesos que había acarreado no dejaron de ejercer su influencia para
el mal, y ella produjo amargo fruto en el carácter y la vida de sus hijos.
Cuando estos hijos llegaron a la virilidad cometieron graves faltas. Las
consecuencias de la poligamia se revelaron en la familia. Este terrible mal
tiende a secar las fuentes mismas del amor, y su influencia debilita los
vínculos más sagrados. Los celos de las varias madres habían amargado la
relación familiar; los niños eran contenciosos y contrarios a la dirección, y
la vida del padre fue nublada por la ansiedad y el dolor.
Sin embargo, hubo uno de carácter muy diferente; a saber el
hijo mayor de Raquel, José, cuya rara hermosura personal no parecía sino
reflejar la hermosura de su espíritu y su corazón. Puro, activo y alegre, el joven
reveló también seriedad y firmeza moral. Escuchaba las enseñanzas de su padre y
se deleitaba en obedecer a Dios... Habiendo muerto su madre, sus afectos se
aferraron más estrechamente a su padre, y el corazón de Jacob estaba ligado a
este hijo de su vejez. “Amaba... a José más que a todos sus hijos”.[11]
3.- Aplicación:
En los días de José, todo el mundo tenía una túnica. La
utilizaban para resguardarse del frío, para envolver sus pertenencias cuando
viajaban, para envolver a los bebés, para sentarse sobre ella o para servir de
garantía de un préstamo. La mayoría de las túnicas eran sencillas, llegaban
hasta la rodilla y tenían mangas cortas. La de José era probablemente del tipo
que usaban los nobles: de manga larga, llegaba hasta el tobillo y tenía muchos
colores. El que le regalara una así a su hijo fue demostración de favoritismo
de Jacob hacia José, y esto agravó las relaciones ya tirantes que había entre
José y sus hermanos. El favoritismo en la familia puede ser inevitable, pero
deben de ser minimizados sus efectos ya que crean desacuerdos. Quizá los padres
no puedan cambiar sus sentimientos hacia un hijo predilecto, pero pueden
cambiar la forma en que tratan a los demás[12]
Elena de White señala: “Jacob había escogido la herencia de
la fe. Había tratado de lograrla mediante la astucia, la traición y el engaño;
pero Dios permitió que su pecado produjera su corrección... El pecado de Jacob
y la serie de sucesos que había acarreado no dejaron de ejercer su influencia
para el mal, y ella produjo amargo fruto en el carácter y la vida de sus
hijos...”. (Cristo Triunfante, 93)
Pr. Wilbert Maluquish
Agosto, 2015
[1]Reina
Valera Revisada (1960) (Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998), Gn 37.4.
[2]Matthew Henry, Comentario De La Biblia Matthew Henry
En Un Tomo. (Miami: Editorial Unilit, 2003), 56.
[3]Carl Friedrich Keil and Franz Delitzsch, Comentario
Al Texto Hebreo Del Antiguo Testamento (Viladecavalls (Barcelona), España:
Editorial CLIE, 2008), 146.
[4]Daniel
Carro, José Tomás Poe, Rubén O. Zorzoli and Tex.) Editorial Mundo
Hispano (El Paso, Comentario Bı́blico Mundo Hispano Genesis, 1. ed. (El
Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 1993-<1997), 203.
[5]Henry, 56.
[7]Henry, 56.
[8]Carroll Gillis, El Antiguo Testamento: Un Comentario
Sobre Su Historia Y Literatura, Tomos I-V (El Paso, TX: Casa Bautista De
Publicaciones, 1991), 1:231.
[10]Matthew Henry and Francisco Lacueva, Comentario
Bı́blico De Matthew Henry (08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE,
1999), 62.
[11]Elena de White, Historia
de los Patriarcas y Profetas, 208-210
[12]Biblia Del Diario Vivir, electronic ed. (Nashville:
Editorial Caribe, 2000, c1996), Gn 37.3.