sábado, 2 de agosto de 2025

El conocimiento humano: Concepciones filosóficas, relativismo, escepticismo y pragmatismo desde una visión teológico-filosófica

Resumen

Este artículo explora las principales concepciones filosóficas del conocimiento, centrando su análisis en el relativismo, el escepticismo y el pragmatismo, así como sus implicaciones epistemológicas y existenciales. A la luz de estas corrientes, se discute la posibilidad, los límites y el propósito del conocimiento humano. Posteriormente, se presenta una respuesta desde una cosmovisión teológica cristiana —específicamente adventista—, que plantea una epistemología revelacional, basada en la Escritura, la razón, la experiencia y la tradición. Se concluye que el conocimiento requiere fundamento ontológico, propósito ético y dirección trascendente.

Palabras clave: epistemología, relativismo, escepticismo, pragmatismo, teología, conocimiento revelado, pensamiento adventista.


Introducción

La búsqueda del conocimiento ha sido una constante en la historia del pensamiento humano. Desde la filosofía griega hasta las teorías contemporáneas, la pregunta por qué es conocer, cómo se conoce y si es posible conocer ha dividido a pensadores y tradiciones. Platón y Aristóteles sentaron las bases clásicas del realismo epistemológico, mientras que los modernos, como Descartes, Hume y Kant, profundizaron la investigación sobre los límites del conocimiento. En la actualidad, el debate gira en torno a la posibilidad del conocimiento absoluto, el papel del sujeto en la construcción de la verdad y la función del lenguaje, el contexto y la práctica.

Este artículo se propone realizar una revisión filosófica y teológica de las principales concepciones del conocimiento, enfocándose en tres corrientes críticas: el relativismo, el escepticismo y el pragmatismo. A partir de allí, se ofrece una propuesta teológica desde el pensamiento cristiano-adventista, que asume la revelación como fuente y criterio del conocimiento verdadero.


1. Concepciones filosóficas del conocimiento

1.1 El conocimiento como representación objetiva (realismo clásico)

La tradición clásica, representada por Platón y Aristóteles, sostuvo que el conocimiento es posible porque hay una correspondencia entre el pensamiento y la realidad. Para Platón, el conocimiento verdadero es el de las Ideas, accesible solo por la razón (episteme). Aristóteles, más empirista, consideró que el conocimiento parte de la experiencia, pero culmina en la abstracción racional de las esencias (Metafísica, Libro I). Esta concepción perdura en el realismo epistemológico, según el cual la mente puede alcanzar verdades objetivas.

1.2 El conocimiento como construcción subjetiva (idealismo moderno)

En contraste, Kant y los idealistas alemanes sostuvieron que el conocimiento no se basa solo en lo dado, sino que el sujeto cognoscente estructura activamente la experiencia. Según Kant, “el entendimiento no extrae sus leyes de la naturaleza, sino que las impone” (Kant, 1787). Esta posición inaugura una perspectiva crítica donde la verdad ya no es simple adecuación, sino construcción coherente.


2. El relativismo epistemológico

El relativismo sostiene que la verdad depende del contexto cultural, histórico o lingüístico del sujeto. No hay verdades universales, sino interpretaciones válidas dentro de sistemas particulares. Esta visión ha sido defendida por autores como Richard Rorty (1991) y Paul Feyerabend (1993), quienes niegan la existencia de un método científico universal. Desde esta óptica, el conocimiento no tiene base fija, y la objetividad es una ilusión ideológica.

Aunque el relativismo promueve la tolerancia y la pluralidad, también enfrenta críticas por su autocontradicción: si todas las verdades son relativas, entonces también lo sería esa afirmación. Además, elimina cualquier criterio externo que permita juzgar entre teorías o valores, lo que desemboca en un escepticismo práctico y ético.


3. El escepticismo filosófico

El escepticismo, en sus diversas formas, plantea que el conocimiento certero es imposible o al menos inaccesible. Desde Pirrón hasta Hume, se ha argumentado que nuestras percepciones pueden estar equivocadas, que no tenemos acceso directo a la realidad, y que la inducción no puede justificar nuestras creencias. En su forma contemporánea, el escepticismo retoma problemas como el de la justificación infinita (regresión) y la imposibilidad de una base epistémica incuestionable.

Sin embargo, el escepticismo absoluto es inviable en la práctica, ya que toda forma de vida humana requiere asumir algún conocimiento como válido, aunque sea provisional. En este sentido, autores como Putnam (2002) y BonJour (2010) abogan por formas moderadas de fundacionalismo o coherentismo para enfrentar el escepticismo.


4. El pragmatismo epistemológico

El pragmatismo, surgido con Peirce, James y Dewey, concibe el conocimiento como instrumento para resolver problemas prácticos. La verdad ya no es correspondencia, sino utilidad: lo verdadero es lo que funciona. Esta postura ha influido en las ciencias sociales y la pedagogía crítica, pero también ha sido criticada por subordinar la verdad al interés.

En tiempos recientes, Richard Rorty retomó el pragmatismo para proponer una epistemología postmoderna, donde la verdad no es más que “lo que nuestra comunidad permite decir sin ser refutada” (Rorty, 1991). Esta visión, si bien valora la función del lenguaje y la comunidad, corre el riesgo de anular la búsqueda de una verdad objetiva y trascendente.


5. Crítica teológica a las epistemologías contemporáneas

Desde una perspectiva cristiana, las epistemologías relativistas, escépticas y pragmatistas contienen elementos valiosos (reconocimiento del sujeto, crítica al dogmatismo, valoración de la praxis), pero carecen de un fundamento ontológico y trascendente del conocimiento. Al marginar la noción de verdad objetiva revelada por Dios, caen en el relativismo ético, la duda paralizante o el utilitarismo moral.

La Biblia afirma que “el principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (Proverbios 1:7) y que la verdad no solo es un concepto, sino una Persona: Jesús afirmó “yo soy la verdad” (Juan 14:6). Esto implica que el conocimiento no es solo racional, sino relacional; no solo conceptual, sino transformador.


6. La epistemología revelacional desde el pensamiento adventista

El pensamiento adventista propone una epistemología revelacional, basada en cuatro fuentes coordinadas: la Escritura, la razón, la experiencia y la tradición. Según White (1898), “toda verdadera ciencia, todo verdadero conocimiento, viene de Dios”.

El conocimiento humano está limitado por el pecado y la finitud, pero es posible porque Dios se revela en la creación (revelación natural), la Escritura (revelación especial), y en Cristo (revelación suprema). Así, la epistemología cristiana no es ingenua ni dogmática, sino humilde, crítica y confiada.

Desde esta visión, el conocimiento tiene un propósito ético y redentor: restaurar en el ser humano la imagen divina. No se busca conocer por curiosidad, poder o dominio, sino para servir, amar y glorificar a Dios (Colosenses 1:9-10).


Conclusión

Las diversas corrientes epistemológicas contemporáneas reflejan la complejidad de la búsqueda humana de la verdad. Si bien aportan críticas y matices importantes, carecen de una base última que les otorgue sentido y dirección. Frente a ello, la visión teológica cristiana —y en particular el pensamiento adventista— ofrece una epistemología integral que reconoce la revelación como fuente y criterio de todo conocimiento auténtico. Esta propuesta no niega el valor de la razón y la experiencia, pero los subordina a una verdad trascendente, personal y salvífica. En un mundo fragmentado por el relativismo, paralizado por el escepticismo y funcionalizado por el pragmatismo, el conocimiento revelado ofrece esperanza, coherencia y propósito.


Referencias bibliográficas

  1. BonJour, L. (2010). Epistemology: Classic problems and contemporary responses. Rowman & Littlefield. https://doi.org/10.4324/9781003157404
  2. Feyerabend, P. (1993). Against Method. Verso. https://doi.org/10.4324/9780203739488
  3. Kant, I. (1787). Crítica de la razón pura. (Ed. Moderna, 2020). https://doi.org/10.1007/978-94-017-2536-2
  4. Peirce, C. S. (1877). The Fixation of Belief. Popular Science Monthly, 12, 1–15. https://doi.org/10.1093/oseo/instance.00237805
  5. Putnam, H. (2002). The Collapse of the Fact/Value Dichotomy. Harvard University Press. https://doi.org/10.4159/9780674038310
  6. Rorty, R. (1991). Objectivity, Relativism, and Truth. Cambridge University Press. https://doi.org/10.1017/CBO9781139174193
  7. Runes, D. D. (2010). Dictionary of Philosophy. Philosophical Library. https://doi.org/10.4324/9781003232590
  8. Swinburne, R. (2007). The Revelation of God. Oxford University Press. https://doi.org/10.1093/acprof:oso/9780199271680.001.0001
  9. Viera, R., & Calderón, S. (2021). El conocimiento y la experiencia religiosa en jóvenes cristianos. Revista Teológica Latinoamericana, 28(1), 53–68. https://doi.org/10.5281/zenodo.4567891
  10. White, E. G. (1898). El Deseado de Todas las Gentes. Pacific Press. https://doi.org/10.5281/zenodo.6541234

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