viernes, 25 de octubre de 2024

El desarrollo humano: Facultades físicas

Introducción

La expresión facultades físicas suele referirse a las capacidades corporales – fuerza, resistencia, velocidad, flexibilidad, coordinación, etc. – que permiten al ser humano moverse y actuar. Cada disciplina aporta una visión particular de estas capacidades. Desde la antropología se enfatiza al cuerpo como un fenómeno cultural y simbólico; desde la educación se entiende como elemento de la formación integral; la teología lo valora como don espiritual (cuerpo como “templo”); y la medicina lo analiza en términos de fisiología y salud. A continuación se examinan estas perspectivas y cómo se manifestaron en civilizaciones antiguas (babilónica, egipcia, griega, romana) y en la cultura moderna, para comprender su influencia en la formación de los jóvenes universitarios actuales.

Enfoque antropológico

La antropología ve al ser humano como unidad de cuerpo y cultura. El cuerpo es polisé-mico, entre naturaleza y cultura: no sólo materia biológica sino portador de significados sociales. Moreno-Altamirano señala que la “corporeidad” involucra la conciencia de nuestro cuerpo y el conjunto de significaciones que le atribuimos[1]. De hecho, la juventud misma es una construcción cultural: por ejemplo, la antropóloga Anastasia Téllez analiza la adolescencia como categoría social, destacando el “culto al cuerpo” y las representaciones ideológicas de la juventud en sociedades occidentales[2]. En suma, el contexto cultural define qué facultades físicas se valoran (ej. fuerza o esbeltez, atletismo o estética).

En las sociedades mesopotámicas antiguas (Sumeria, Babilonia, Asiria) se enfatizaba el entrenamiento militar. La educación corporal formaba al individuo física y moralmente para la guerra[3]. Dichas civilizaciones “creían en vivir una vida a plenitud” y promovían actividades físicas motivadas principalmente por fines militares (caballería, arquería) y espirituales[4]. Esta orientación refleja la visión colectiva de un guerrero-ciudadano.

En el Antiguo Egipto, la actividad física también tenía un carácter social y religioso. Los jóvenes eran entrenados para fortalecer su cuerpo y apoyar ritos religiosos. En templos y festivales se realizaban danzas, juegos de pelota y gimnasia, vinculados a la adoración de dioses y al mantenimiento de la salud[5].

Los griegos concibieron la formación corporal como parte de la educación ciudadana integral. La gimnasia y el deporte eran “indispensables para la formación del hombre” entendido en conjunto físico, moral e intelectual[6]. El cuerpo era honrado (evocando a los dioses), y las competencias (agonismo) servían para «consagrar al mejor». Así, escultores griegos divinizaron cuerpos atléticos, reflejo de esta filosofía cultural[6].

En la Roma clásica se heredó inicialmente este ideal, pero a medida que los juegos públicos se populizaron, los espectáculos atléticos (gladiadores, carreras de carros) perdieron su sentido religioso-moral. Los romanos transformaron los Juegos en “espectáculo lúdico” secular para el entretenimiento de las masas[7]. Sin embargo, el entrenamiento militar (legionarios) continuó requiriendo disciplina corporal.

En la cultura moderna se observa una síntesis: por un lado persiste el culto al cuerpo (gimnasios, deporte competitivo) y la idea de la juventud como etapa de máxima vitalidad física. Por otro, los antropólogos advierten cómo los medios de comunicación y la globalización reproducen nuevos mitos corporales (estándares estéticos, “cuerpos esculturales” en los jóvenes). En conjunto, la perspectiva antropológica incita a considerar que el modo en que cada cultura concebía y desarrollaba las facultades físicas (valor simbólico, metas sociales) influye en cómo hoy los jóvenes perciben su propio cuerpo.

Enfoque educativo

En la educación, las facultades físicas se entienden como capacidades motoras que deben cultivarse junto con las intelectuales y éticas. La educación física clásica procuraba “dar al cuerpo belleza, ligereza, agilidad, perfección… conservando su salud” para que el espíritu pudiera expresarse (aforismo mens sana in corpore sano). Pedro Joly (1908) afirmaba que el objeto de la educación física es desarrollar las “energías físicas” del cuerpo al servicio de los intereses del espíritu[8]. En esta tradición pedagógica se reconocía que un cuerpo sano y hábil favorece el aprendizaje y la vida profesional.

Históricamente, muchas civilizaciones incluyeron la educación física en su sistema formativo. En Egipto e Imperio babilónico, la enseñanza se impartía en palacios y templos con énfasis en ejercicios militar-recreativos (carrera de carros, lucha, natación)[5]. En Grecia existían las gimnasios públicos donde niños y jóvenes practicaban deporte; Platón recomendaba la gimnasia como parte de la formación ciudadana. En la edad media cristiana la actividad corporal sobrevivió en torneos caballerescos, y luego en el Renacimiento renació el interés por los clásicos.

Hoy día la educación reconoce el rol central de lo físico en la formación integral. Estudios recientes indican que la educación física escolar aporta no sólo a la condición corporal sino también al desarrollo cognitivo, emocional y social de los alumnos[9]. Se afirma que la EF promueve hábitos saludables y habilidades como trabajo en equipo y liderazgo[9]. En la universidad, muchos planes de estudio integran actividades físicas obligatorias, considerando la higiene y la salud como parte de la disciplina académica. En suma, la pedagogía contemporánea ve las facultades físicas como parte inseparable del crecimiento global del estudiante, no meramente destrezas aisladas.

Enfoque teológico

Desde la teología (cristiana principalmente), el cuerpo humano es una creación divina, «imagen y semejanza de Dios». Por ello tiene valor espiritual: es “templo del Espíritu Santo” y asiento de la vida moral. Bajo esta óptica, el cuidado del cuerpo y el desarrollo de sus facultades son un deber moral. Fernando A. Alvarado sintetiza que la “corporeidad como imagen de Dios” debe fortalecerse mediante actividad física y hábitos saludables, integrando estos cuidados en la vida cristiana[10]. La visión teológica contemporánea advierte que ignorar la salud corporal (sedentarismo, obesidad) es caer en un pecado de omisión, pues descuida el don divino del cuerpo[11].

En las religiones antiguas (teologías politeístas) también hubo vinculación cuerpo/espíritu. Por ejemplo, en Egipto y Grecia se veneraba la fuerza física en estatuas de dioses y héroes; los Juegos Olímpicos eran un rito religioso en honor a Zeus. Así, el esfuerzo físico y los festines atléticos tenían sentido de “ofrenda”.

Con la llegada del cristianismo se consolidó la idea de que el desarrollo físico debe armonizarse con la virtud. San Pablo exhortaba a cuidar el cuerpo (aunque su énfasis era más espiritual), y la tradición cristiana posterior promovió la moderación en placeres corporales. Sin embargo, autores modernos sostienen que la carencia de ejercicio puede ser considerada una forma de descuido espiritual. Por ello, en las universidades adventistas actuales se anima a los jóvenes a cultivar la salud corporal y mental conjuntamente: “mens sana in corpore sano” sigue vigente. La doctrina social cristiana insiste en el “hombre integral”, de cuerpo, alma y espíritu, y promueve la educación física como parte del deber de “todo hombre”[10][11].

Enfoque médico

La medicina define las facultades físicas en términos de funcionamiento biológico del organismo. En fisiología se distinguen capacidades condicionales básicas: fuerza (capacidad de vencer resistencias con esfuerzo muscular), resistencia (mantener actividad en tiempo prolongado), velocidad (ejecutar movimiento rápido) y flexibilidad (amplitud de movimiento articular)[12]. Estas cualidades se desarrollan con el crecimiento y dependen de factores genéticos, nutrición, ambiente y estímulo físico[12]. Los médicos indican que dichas capacidades alcanzan su máximo en la adultez joven y luego declinan gradualmente.

Desarrollo biológico: El crecimiento físico humano alcanza su pico entre los 20 y 30 años. En el adulto joven las capacidades físicas llegan a su “plena efectividad”: máxima coordinación, agilidad, fuerza y resistencia[13]. Estudios señalan que hacia los 25 años el hombre muestra su máxima fuerza muscular (si se entrena)[13]. A partir de los 30 años comienza el lento deterioro natural: disminuyen algo la fuerza y la resistencia con la edad[14][13].

Salud y ejercicio: La medicina preventiva actual enfatiza que la actividad física regular retrasa el declive de las facultades físicas y previene enfermedades crónicas (obesidad, diabetes, cardiopatías)[14]. Se subraya que el sedentarismo, frecuente en la cultura universitaria moderna (muchas horas sentado) puede agravar la “involución biológica” prematuramente[14]. Por ello, organismos de salud recomiendan al menos 150 minutos de ejercicio moderado semanales para los jóvenes universitarios. En el ámbito clínico, la evaluación antropométrica y pruebas de esfuerzo son métodos médicos para medir el desarrollo físico de cada persona.

Influencia en el desarrollo integral de los jóvenes universitarios

En conjunto, estos cuatro enfoques confluyen en la formación integral de los estudiantes universitarios de hoy. Se reconoce que las facultades físicas no son un simple extra: son parte de la educación completa y del proyecto de vida. Por ejemplo, la pedagogía actual promueve el deporte y la actividad física como medio para alcanzar bienestar físico, así como mayor rendimiento académico y social[9]. Las instituciones educativas –incluso las religiosas– promueven programas deportivos y salud: saben que un alumno con hábitos de ejercicio desarrolla mejor autoestima y espíritu de equipo. Desde la teología y la ética, se anima a los jóvenes a “cultivar” su cuerpo con responsabilidad (alimentación adecuada, ejercicio, descanso) como fieles administradores de la creación[10]. Médicamente, los centros universitarios ofrecen apoyo nutricional y evaluaciones de salud para maximizar el potencial físico.

Conclusión

El legado histórico y disciplinar revela que el desarrollo de las facultades físicas de los jóvenes es un asunto multidimensional. El enfoque antropológico invita a entender cómo la cultura moldea su percepción corporal. El educativo enfatiza su enseñanza sistemática. El teológico rescata su significado ético-espiritual. Y el médico aporta los conocimientos científicos sobre crecimiento y salud. En suma, todas estas perspectivas alimentan la idea de que fomentar la salud y la capacidad física es clave para que los jóvenes universitarios alcancen el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. Una educación universitaria integral actual integra por ello educación física activa (gimnasio, deportes, pausas activas) con reflexiones éticas y científicas, fomentando así un desarrollo pleno de las facultades físicas, intelectuales y morales del estudiante[9][10].

Fuentes

Trabajos académicos y fuentes históricas confiables respaldan estos enfoques. Por ejemplo, estudios antropológicos resaltan la importancia sociocultural del cuerpo[1][2]; manuales pedagógicos clásicos subrayan la relación cuerpo-alma en la educación[8]; investigaciones contemporáneas confirman los beneficios cognitivos y sociales de la educación física[9]; textos teológicos reflexionan sobre el cuerpo como “templo” divino[10]; y documentos médicos detallan la maduración y declive biológico de las capacidades físicas[13][12]. Estos enfoques históricos y modernos ilustran cómo distintas culturas concebían el cuerpo humano y cómo hoy estas ideas influyen en la formación integral de la juventud universitaria.

Referencias bibliográficas

[1] anmm.org.mx

https://www.anmm.org.mx/GMM/2010/n2/64_vol_146_n2.pdf

[2] Microsoft Word - Z4 - Artículo de Anastasia Téllez para Rev INTERACÇÕES.doc

https://revistas.rcaap.pt/interaccoes/article/view/2851/2356

[3] [4] [5] Babilonia | PDF | Imperio aqueménida | Educación Física

https://es.scribd.com/document/461851247/babilonia

[6] [7] Historia del deporte: del mundo antiguo a la edad moderna

https://www.eumed.net/rev/cccss/2015/01/deporte.html

[8] Compendio de pedagogía teórico-práctica | Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/compendio-de-pedagogia-teoricopractica--0/html/fefcb12e-82b1-11df-acc7-002185ce6064_2.html

[9] Funcionalidad de la Educación Física en el desarrollo integral de los estudiantes de secundaria

https://portal.amelica.org/ameli/journal/390/3904832001/html/

[10] [11] revistas.upel.edu.ve

https://revistas.upel.edu.ve/index.php/actividadfisicayciencias/article/download/2014/1979/4831

[12] [14] Capacidades Condicionales 

https://repositorio.ecr.edu.co/reda/OVAS/Ocupacional/pausas/capacidades_condicionales.html

[13] Caracteristicas del desarrollo

https://www7.uc.cl/sw_educ/enferm/ciclo/html/joven/desarrollo.htm

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