miércoles, 2 de octubre de 2024

Teología de la educación adventista: Enfoque a la restauración

 Autor:

Dr. Tito Goicochea Malaver
Coordinador Pedagógico NEED - DSA, Ñaña, 2024.


LA RESTAURACIÓN

4. RESTAURACIÓN: ¿Cómo será restaurado el modelo educativo de Dios para el ser humano distorsionado por el pecado a su estado original? 

Habiendo contemplado el plan redentor de Dios y su impacto transformador en la educación adventista, dirigimos ahora nuestra mirada hacia el glorioso destino final de la humanidad: la restauración completa en la Tierra Nueva. En esta sección culminante, exploraremos cómo la promesa de un mundo renovado y perfecto, donde el modelo educativo edénico será restablecido en todo su esplendor, da forma y sentido a los esfuerzos educativos adventistas en el presente. 

4.1. La esperanza de la segunda venida de Cristo y la restauración final de todas las cosas.

En el corazón de la pedagogía adventista yace la esperanza vivificante de la segunda venida de Cristo, descrita en Tito 2:13 como "la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo". Esta promesa no es un mero concepto teórico, sino una verdad que permea la experiencia educativa, animando a estudiantes y docentes a vivir en la luz de la inminente restauración de todas las cosas. Esta esperanza anima a todos dentro del sistema educativo adventista a ver más allá de la temporalidad, manteniendo una perspectiva eterna que informa y transforma todos los aspectos de la vida y el aprendizaje. Además, Lucas 12:40 nos insta a la vigilancia constante: "Estén preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora menos pensada", un llamado a vivir cada día con expectación y preparación para el retorno de Cristo.

La educación adventista profundiza en la promesa de una completa renovación celestial y terrenal, evidenciada en Apocalipsis 21:5 con las palabras de Dios: "He aquí, yo hago nuevas todas las cosas", y en 2 Pedro 3:13, que nos asegura la llegada de "cielos nuevos y una nueva tierra en los que habita la justicia". Este fundamento es esencial para inculcar en los estudiantes un anhelo por la realidad celestial, instándolos a vivir según los principios divinos en el presente. Colosenses 3:1-2 nos exhorta a centrar nuestras vidas en la realidad espiritual superior, diciendo: "Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra". Este llamado a enfocarse en lo eterno no solo proporciona consuelo y fortaleza ante las tribulaciones, sino que también inspira a los estudiantes a contribuir al bienestar de su entorno, reflejando la luz y el amor de Cristo en todas sus acciones y decisiones. Este ethos celeste anima a toda la comunidad educativa a vivir con un propósito redentor, sabiendo que cada gesto de bondad y cada acto de justicia resuena con los valores del Reino venidero.

Finalmente, la educación adventista motiva a los estudiantes a ser agentes de cambio, alineados con la misión divina de reconciliación y restauración, tal como se expresa en 2 Corintios 5:18-20, que declara: "Todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación". Equipados con un sentido de propósito divino, los estudiantes son alentados a utilizar sus talentos y educación para influir positivamente en el mundo, viviendo como embajadores de la esperanza y la justicia de Cristo. La perspectiva de la restauración final y el regreso de Cristo ofrece un marco poderoso que da forma a la identidad y misión de la comunidad educativa adventista, impregnando la enseñanza, el aprendizaje y la vida con un sentido de urgencia y una esperanza transformadora. Filipenses 3:20-21 resume esta visión con la promesa de que "nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos a El Salvador, al Señor Jesucristo", quien "transformará nuestro cuerpo humilde para que sea conforme a su cuerpo glorioso". Esta esperanza no solo guía la educación adventista, sino que también fortalece a los estudiantes para enfrentar los desafíos actuales con la certeza de la victoria final de Cristo.

4.2. La restauración final del modelo educativo edénico, con Dios como Maestro directo

La gloriosa restauración del modelo educativo divino se producirá con la segunda venida de Cristo. Allí, disfrutaremos de un ambiente de aprendizaje perfecto en un cielo nuevo y una tierra nueva, donde Dios morará con su pueblo (Apocalipsis 21:1-3). Ya no habrá maldición (Apocalipsis 22:3), y caminaremos a la luz de la presencia de Dios (Apocalipsis 21:24), en un entorno ideal para el aprendizaje y crecimiento eternos. La educación adventista nos prepara para este momento al enfatizar la importancia de crear desde ahora un ambiente propicio para el desarrollo integral, buscando reflejar el amor y la santidad de Dios en nuestros hogares, iglesias e instituciones educativas (Efesios 5:25-27, 1 Pedro 2:9).
Como mayordomos de la nueva creación, los redimidos serviremos a Dios con gozo y fidelidad perfecta (Apocalipsis 22:3), cumpliendo el propósito original de administrar la creación de Dios (Génesis 1:26, 28). Trabajaremos con alegría y satisfacción, edificando y plantando por la eternidad (Isaías 65:21-22). La educación adventista nos prepara para este servicio eterno al fomentar el desarrollo de dones y talentos para servir a otros con amor y excelencia, siguiendo el ejemplo abnegado de Cristo (1 Pedro 4:10, Filipenses 2:5-7).
Dios mismo será nuestro Maestro en la eternidad (Apocalipsis 7:17). Aprenderemos directamente de Él, contemplando su rostro (Apocalipsis 22:4) y conociendo su sabiduría infinita (1 Corintios 13:9- 10). La educación adventista valora a Dios como la fuente suprema de todo conocimiento y sabiduría (Colosenses 2:2-3), buscando que los estudiantes desarrollen una relación íntima con Él a través del estudio de su Palabra (2 Timoteo 3:16-17) y la guía del Espíritu Santo (Juan 16:13).
La Tierra Nueva, descrita en Apocalipsis 21-22, será el campus eterno donde el aprendizaje y el crecimiento continuarán por siempre. En este estado perfecto, los redimidos vivirán en la presencia de Dios y disfrutarán de un acceso sin restricciones al conocimiento y la sabiduría divinos (1 Corintios 13:12). Nuestra comprensión actual es limitada, pero en la Tierra Nueva, nuestra percepción será completa, pudiendo explorar las maravillas de la creación y descubrir nuevas dimensiones de la sabiduría y poder de Dios (Isaías 11:9). La Tierra Nueva será un entorno perfecto para el aprendizaje continuo, donde podremos apreciar la infinita sabiduría y bondad de Dios por toda la eternidad (Efesios 2:7). 
La relación cara a cara con Dios y el acceso directo a su sabiduría llevarán a los redimidos a una experiencia educativa incomparable, marcada por el asombro, la adoración y el deleite sin fin. Salmo 36:8- 9 declara que la presencia de Dios será una fuente inagotable de satisfacción y regocijo, y que el aprendizaje en la eternidad estará impregnado de gozo y maravilla (Sofonías 3:17). La educación en la Tierra Nueva alcanzará su máxima expresión en la comunión perfecta con Dios y en la exploración interminable de su infinita sabiduría y amor (1 Corintios 2:9). La armonía con la naturaleza será total (Isaías 11:6-9).
Los redimidos experimentarán una asombrosa restauración integral en todas las dimensiones de su ser, reflejando a la perfección la imagen de Dios en la que fueron creados originalmente. Como declara 1 Corintios 15:42-44: “Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción... se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual”, y los versículos 50-54 añaden: “todos seremos transformados... es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad”. Seremos seres completos, alcanzando la madurez plena que Dios ha destinado para nosotros, “a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13). Nuestros cuerpos serán transformados (Filipenses 3:21), nuestras mentes renovadas (1 Corintios 13:12), y experimentaremos una plenitud de gozo en su presencia (Salmo 16:11, Apocalipsis 21:4).
Ya no habrá más pruebas, tentaciones ni pecado en el reino eterno, pues Satanás y el mal serán destruidos para siempre (Apocalipsis 20:10, 14; 21:4). Nuestra lealtad y obediencia a Dios serán perfectas y permanentes, pues Él habrá hecho nuevas todas las cosas (Apocalipsis 21:5). La educación adventista nos prepara para superar las pruebas terrenales con la ayuda de Cristo (1 Corintios 10:13), desarrollando un carácter semejante al suyo (Gálatas 5:22-23).
Finalmente, reflejaremos a la perfección el carácter de Dios, cumpliendo el ideal de la creación de ser hechos a su imagen (Génesis 1:26-27). Seremos como Cristo, pues le veremos tal como Él es (1 Juan 3:2). La educación adventista tiene como meta suprema que los estudiantes reflejen el carácter de Cristo (Efesios 4:22-24), permitiendo que el Espíritu Santo los transforme “de gloria en gloria” a su semejanza (2 Corintios 3:18). Todo esto nos llena de esperanza mientras aguardamos el regreso de Jesús y la restauración final de todas las cosas.

4.3.   La aplicación eterna de las lecciones aprendidas en la escuela de la vida terrenal

La Biblia nos enseña que las experiencias y lecciones de carácter que enfrentamos en esta vida tienen un significado y una repercusión eternos, lo que es crucial para nuestra preparación para la vida en la eternidad. Según 2 Corintios 4:17-18, las dificultades temporales que enfrentamos nos preparan para “un cada vez más excelente y eterno peso de gloria”. Este principio se refuerza en Santiago 1:2-4 y Romanos 5:3-4, donde se nos anima a considerar nuestras pruebas como una fuente de gozo, pues el proceso de enfrentarlas desarrolla perseverancia y madurez espiritual. Además, 1 Pedro 1:6-7 destaca que las pruebas de nuestra fe, aunque sean dolorosas, tienen como propósito purificar nuestra fe y prepararnos para la gloria eterna. Estas experiencias nos moldean y nos preparan para una identidad redimida y eterna en la Nueva Tierra (Apocalipsis 21:4; 2 Pedro 3:13). 
En cuanto a la obediencia y dependencia de Dios, estas se presentan como aspectos esenciales para nuestro crecimiento espiritual tanto en la tierra como en la eternidad. Jesús en San Juan 14:15 conecta nuestro amor por él con la obediencia a sus mandamientos, estableciendo una base para la comunión eterna con Dios, como se describe en Apocalipsis 22:3, donde los redimidos sirven a Dios eternamente en gozo. Colosenses 3:12-14 enfatiza la importancia de cultivar virtudes como la compasión, humildad y paciencia, las cuales son esenciales para la armonía en la Tierra Nueva. Nuestras acciones y elecciones actuales, imbuidas de amor y gracia, configuran nuestro futuro eterno, destacando que cada desafío y acto de amor tiene un propósito divino, como celebra Apocalipsis 5:11-13, en la glorificación eterna de Dios.

4.4.   La educación adventista actual como un reflejo y anticipación de la realidad educativa de la Tierra Nueva

La educación adventista se posiciona como un reflejo anticipado del modelo educativo que será plenamente manifestado en la Tierra Nueva, enfatizando que la aplicación de estos principios divinos en la tierra resulta crucial para nuestra futura existencia. Dentro de este marco, la educación adventista contemporánea no se limita a la mera transmisión de conocimientos académicos sino que se enfoca en la restauración de los principios del modelo educativo original. La práctica de estos principios es fundamental, pues si no se vive conforme a ellos en la Tierra, será difícil adaptarse a la realidad de la Tierra Nueva, donde la presencia de Dios permea todos los aspectos de la vida. Además, la educación debe fomentar el respeto por el medio ambiente y la reconciliación de las relaciones personales, fundamentales para vivir en un mundo restaurado donde, según Apocalipsis 7:9, personas de todas las naciones convivirán en armonía.
Por tanto, es imperativo que la educación adventista sirva como preparación para la ciudadanía celestial, tratando los principios educativos como preparativos para la eternidad. Al practicar estos principios aquí—desarrollando un carácter conforme al de Cristo, cuidando la creación y viviendo en paz—nos preparamos para vivir en un lugar donde dichos principios son la norma. Esto no solo anticipa la restauración de todas las cosas, como promete Apocalipsis 21:5, sino que prepara a los estudiantes para participar activamente en la vida de la Tierra Nueva. La adhesión a estos principios divinos y su práctica diaria transforman las vidas de los estudiantes, moldeando su experiencia académica, profesional, espiritual y moral, asegurando que estén preparados para la transición a la vida eterna bajo la comunión con Dios (Apocalipsis 22:3-4).

Conclusiones
La teología de la educación adventista se articula en torno a un marco bíblico que abarca la creación, caída, redención y restauración, ofreciendo una visión integral y esperanzadora que alinea la misión educativa con el propósito divino a lo largo de la historia de la salvación. Desde la creación, Dios instauró un modelo educativo que promovía la interacción directa y armoniosa con el ser humano en el Edén, un entorno perfecto para el aprendizaje y el desarrollo integral. Sin embargo, la caída introdujo una fractura devastadora en esta relación perfecta, afectando todas las dimensiones de la existencia humana y distorsionando el modelo educativo original. El pecado no solo alienó a la humanidad de Dios, sino que también corrompió las relaciones interpersonales y con el entorno, creando barreras para el aprendizaje y el crecimiento espiritual.
En respuesta a esta tragedia, Dios implementó un plan de redención mediante Jesucristo, cuyo sacrificio en la cruz ofrece la posibilidad de restaurar las relaciones rotas y renovar el modelo educativo hacia uno que refleje nuevamente los principios divinos. La educación adventista, en este contexto, se convierte en una herramienta crucial para preparar a los individuos no solo académicamente sino también espiritualmente para asumir su rol en la proclamación del evangelio y la preparación para la segunda venida de Cristo. Mirando hacia el futuro, la promesa de restauración completa en la Tierra Nueva motiva a educadores y estudiantes a adherirse fielmente a un modelo educativo que es un reflejo anticipado de la educación celestial. En esta restauración, el aprendizaje continuará bajo la tutela directa de Dios, sin las limitaciones impuestas por el pecado, en un estado de perfección redimida donde los principios del Edén serán plenamente vividos y experimentados eternamente.

Actividad de aprendizaje

Analizar (25 minutos): Exposición Magistral: "La Promesa de la Restauración"
Materiales:
o Presentación en PowerPoint con puntos clave y citas bíblicas.
o Texto de apoyo con citas de Ellen G. White.
Desarrollo:
1. El docente realizará una exposición magistral sobre el tema de la restauración final, utilizando una presentación en PowerPoint para resaltar los puntos clave y las citas bíblicas relevantes.
2. Durante la exposición, se presentarán los siguientes subtemas:
  • La esperanza de la segunda venida de Cristo.
  • La promesa de cielos nuevos y tierra nueva.
  • La vida en la Tierra Nueva.
  • La preparación para la segunda venida.
  • El impacto de la esperanza de la restauración en la educación adventista.
3. Se fomentará la participación de los estudiantes a través de preguntas y comentarios durante la exposición.
4. Se entregará un texto de apoyo con citas de Ellen G. White para que los estudiantes puedan profundizar en el tema.
Objetivo:
o Facilitar una comprensión profunda del tema mediante una exposición estructurada y detallada, complementada con la participación activa de los estudiantes.

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