miércoles, 2 de octubre de 2024

Teología de la educación adventista: Enfoque a la caída

Autor:
Dr. Tito Goicochea Malaver
Coordinador Pedagógico NEED - DSA, Ñaña, 2024.

LA CAÍDA

Lectura base

2. CAÍDA: ¿Cómo se distorsionó el modelo educativo de Dios para el ser humano por la entrada del pecado?

Habiendo explorado el propósito original de Dios para la humanidad en la creación y el modelo educativo establecido en el Edén, examinaremos cómo la entrada del pecado alteró drásticamente este diseño perfecto. La doctrina de la caída arroja luz sobre el impacto devastador del pecado en la naturaleza humana y en el proceso educativo, y subraya la necesidad de un plan divino para restaurar lo que se perdió. 

La entrada del pecado en el mundo, a través de la desobediencia de Adán y Eva, tuvo un impacto profundo y devastador tanto en la naturaleza humana como en el modelo educativo establecido por Dios. A partir de la caída de Adán y Eva, se instauró el conflicto entre el bien y el mal, como lo describe Génesis 3:15: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. Este conflicto se libra en la mente, y afecta el aprendizaje y la percepción de la verdad. Pablo advierte en 2 Corintios 4:4 que “el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. Satanás, el adversario, busca oscurecer la mente de los hombres, alejándolos del estudio de la Palabra de Dios y trastornando sus facultades mentales mediante excesos de orden físico y moral, como lo explica el Comentario Bíblico Adventista (t. 6, p. 850).

En el contexto del gran conflicto, Satanás tiene como objetivo dañar el entendimiento de los hombres (Romanos 7:23, 25; 12:2; 2 Corintios 3:14; 11:3; Filipenses 2:5; 4:7, 8). La falta de conocimiento se debe a una falta de voluntad para conocer la verdad. Satanás ciega los ojos de aquellos que prefieren no creer y el evangelio, centrado en la vida, muerte y resurrección de Jesús, es el único medio para descubrir sus engaños y ver el camino de las tinieblas a la luz (Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 851). Esta realidad tiene consecuencias significativas para la educación adventista, ya que tanto estudiantes como educadores están sujetos a las influencias del pecado y necesitan la gracia y la transformación de Dios para superar sus efectos (Romanos 12:2, Efesios 4:22-24).

El ambiente propicio para el aprendizaje y desarrollo integral, diseñado por Dios en el Edén, se vio corrompido por la maldición del pecado. Génesis 3:17-19 describe cómo la tierra fue maldecida, produciendo espinos y cardos, y haciendo que el trabajo fuera arduo y difícil: “Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan”. Este cambio drástico en el entorno, como lo confirma Romanos 8:20-22, sometió a la creación a la vanidad y la corrupción, alejándola de su propósito original.

La responsabilidad de ser mayordomos de la creación, originalmente una bendición y un privilegio, se vio afectada por el pecado. El trabajo, antes gratificante y significativo, se tornó arduo y desafiante, como se menciona en Génesis 3:17-19: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan”. Además, el egoísmo y la explotación comenzaron a manifestarse, como se ve en el relato de Caín y Abel en Génesis 4:8-12, donde la envidia y la violencia reemplazaron el servicio abnegado: “Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató”. La mayordomía fiel y el cuidado desinteresado de la creación se vieron comprometidos por la naturaleza pecaminosa del ser humano.

La relación directa y cercana entre Dios y el ser humano, fundamental para el aprendizaje y el crecimiento espiritual, se vio interrumpida por el pecado. Génesis 3:8-10 narra cómo Adán y Eva se escondieron de la presencia de Dios después de desobedecer: “Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto”, evidenciando la ruptura de la comunicación abierta y transparente que existía antes. La desobediencia introdujo una barrera entre el Maestro divino y sus estudiantes, obstaculizando la transmisión de los principios y valores celestiales, como lo señala Romanos 5:12.

La creación, diseñada por Dios como un recurso educativo perfecto para revelar su carácter y atributos, sufrió las consecuencias del pecado. Romanos 8:20-22 explica que la creación fue sometida a vanidad y corrupción, gimiendo con dolores de parto: “Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud, de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios”. La naturaleza, antes un testimonio viviente de la gloria y sabiduría de Dios, ya no reflejaba plenamente su carácter. El pecado oscureció la capacidad del ser humano para discernir las lecciones espirituales en el libro de la naturaleza, dificultando el aprendizaje y la comprensión de las verdades divinas.

El pecado tuvo un impacto devastador en las relaciones del ser humano con Dios, con los demás y con la naturaleza. Isaías 59:2 declara que las iniquidades generaron separación entre el ser humano y Dios: “Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír”. Los conflictos interpersonales y la violencia, como el homicidio de Abel por Caín en Génesis 4:8, evidencian la profundidad de la ruptura relacional causada por el pecado. Además, la armonía entre el ser humano y la naturaleza se vio afectada, con una relación de explotación y dificultad, como se describe en Génesis 3:17-19.

El desarrollo integral del ser humano con sus diferentes dimensiones (física, mental, espiritual y social) fue obstruido por el pecado. Génesis 3:16 menciona los dolores de parto como consecuencia para la mujer, mientras que el versículo 19 señala el trabajo arduo como consecuencia para el hombre. Romanos 1:28 describe la mente reprobada, afectando la capacidad mental y de discernimiento: “Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen”. Efesios 2:1 declara la muerte espiritual: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”, mientras que Génesis 3:7 y 12 muestran el deterioro de las relaciones sociales, con la vergüenza y las acusaciones mutuas entre Adán y Eva.

La prueba del árbol del conocimiento del bien y del mal se convirtió en el punto de inflexión hacia la desobediencia. Génesis 3:6 describe cómo Eva, tentada por la serpiente, comió del fruto prohibido y dio de él a Adán, quien también comió. Esta rebelión deliberada contra el mandato de Dios trajo consecuencias desastrosas para toda la humanidad, como lo explica Romanos 5:12: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”.

En última instancia, el propósito original del ser humano de reflejar la imagen y el carácter de Dios se vio distorsionado por el pecado. Génesis 5:3 menciona que Adán engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, después de la caída, en contraste con la imagen perfecta de Dios en la que fue creado originalmente. La humanidad se inclinó hacia la maldad y la injusticia, como se describe en Génesis 6:5 y Romanos 3:23, resumen la condición de la humanidad al declarar que “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”.


Actividad de aprendizaje

Analizar (25 minutos): Actividad: "Explorando el impacto del pecado"

Materiales:

  • Hojas grandes de papel, marcadores, fichas con citas bíblicas, textos sobre el impacto del pecado y sus consecuencias.

Desarrollo:

1. Dividir a los estudiantes en nueve grupos.

2. Asignar a cada grupo uno de los siguientes subtemas, correspondientes a los tópicos sobre el modelo educativo ahora distorsionados por el pecado:

  • Grupo 1: Impacto del pecado en la naturaleza humana.
  • Grupo 2: Impacto del pecado en el ambiente propicio para el aprendizaje y desarrollo integral.
  • Grupo 3: Impacto del pecado en la mayordomía de la creación.
  • Grupo 4: Impacto del pecado en la relación directa y cercana con Dios.
  • Grupo 5: Impacto del pecado en la naturaleza como recurso educativo.
  • Grupo 6: Impacto del pecado en las relaciones interpersonales.
  • Grupo 7: Impacto del pecado en el desarrollo integral del ser humano.
  • Grupo 8: Impacto del pecado en la prueba del árbol del conocimiento del bien y del mal.
  • Grupo 9: Impacto del pecado en el propósito original del ser humano de reflejar la imagen y el carácter de Dios.

3. Cada grupo discutirá y elaborará un resumen visual de su tema en una hoja grande de papel.

4. Los grupos compartirán sus resúmenes con la clase en una "Galería de Reflexión", donde cada grupo presenta su trabajo y recibe comentarios.

Objetivo:

  • Facilitar una exploración y análisis profundo de los temas mediante la colaboración y el aprendizaje activo, desarrollando habilidades de pensamiento crítico y comunicativo.



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