1.- Lección: Dios es misericordioso con sus
hijos fieles.
2.- Texto: Gén 19:17 Y cuando
los hubieron llevado fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni
pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas.[1]
Al rayar el alba, los ángeles acompañaron a Lot, su mujer, y a sus hijas fuera de Sodoma.
Incluso en esta
situación, Lot enfocó lo temporal, prefiriendo quedarse en Zoar, una ciudad satélite de pecado.
Dios destruyó la ciudad de Sodoma porque no encontró ni siquiera diez hombres
justos allí. Sin embargo, la oración de Abraham fue oída, pues Dios se acordó
de Abraham, y envió fuera a Lot de en medio de la destrucción.
Aunque la mujer de Lot salió de la ciudad, su
corazón aún estaba allí, y cayó bajo el juicio de Dios. En las palabras:
«Acordaos de la mujer de Lot» (Lc. 17:32), Cristo la tomó como una advertencia
a todos los que desprecian Su oferta de salvación.[2]
I.- El
rescate de Lot fuera de Sodoma (Ez. 14:14). A la mañana temprano, sus huéspedes, por amor a
él, le sacaron de casa y a su familia con él (v. 15).
1. Con qué benigna violencia fue sacado Lot de Sodoma (v. 16). Parece ser
que no se dio tanta prisa como el caso requería. Podía haberle sido fatal, si
no le hubieran asido de la mano los ángeles y le hubiesen sacado de
allí, salvándolo con temor (Judas 23). La salvación de los hombres más
justos debe ser atribuida a la misericordia de Dios, no a sus propios méritos. Somos
salvos por gracia (Efe. 2:8).
2. Con qué benigna vehemencia le urgieron a escapar cuando lo llevaron ya
fuera (v. 17). No debe sentir nostalgia de Sodoma: No mires tras ti. No
debe perder tiempo por el camino: Ni pares en toda esta llanura. No debe
detenerse hasta que llegue al lugar del refugio que le ha sido señalado: Escapa
al monte. Semejantes a estos son los mandatos que se dan a los que, por
gracia son liberados de la esclavitud del pecado.
(A) No vuelvas al pecado y a Satanás, porque eso es volverse a mirar a
Sodoma.
(B) No te detengas en ti mismo y en el pecado, porque eso es quedarse en el
llano.
(C) Refúgiate en Cristo y en el Cielo, porque eso es escapar al monte, y no
debemos parar hasta que lo consigamos.
II.- Le
fijaron un lugar en el que había de refugiarse. Primeramente se le había indicado un monte para
que escapase a él, pero:
1. Él pidió que fuese una ciudad de refugio, una de las cinco que están
próximas entre sí, llamada Bela (14:2, 18-20). Fue una debilidad por
parte de Lot pensar en una ciudad de su propia elección como más segura que el
monte que Dios le había fijado. Él que le había salvado de mayores males,
¿acaso no podía salvarle de males menores? Él insiste en su petición sobre la
pequeñez de la ciudad: ¿No es ella pequeña? (v. 20). Eso le dio al lugar
un nuevo nombre, pues se le llamó Zoar, es decir, pequeña (v.
22).
2. Dios le concedió lo que pedía, a pesar de la debilidad carnal que la
petición entrañaba (vv. 21-22). Véase qué favor otorgó Dios a un verdadero
justo, aunque débil. Y Zoar quedó exenta del castigo, en atención a él.
III.- La
Palabra de Dios hace notar el detalle de que el sol salía sobre la tierra, cuando Lot llegó a Zoar, porque cuando una persona buena entra en
un lugar, es como si entrara una luz con ella, al menos así debería ser.[3]
Elena
de White comenta: “Antes de destruir a Sodoma, Dios mandó un mensaje a Lot:
“Escapa por tu vida; no mires atrás, ni te detengas en ningún lugar de esta
llanura; escapa al monte, no sea que perezcas”. Génesis 19:17. La misma voz
amonestadora fue escuchada por los discípulos de Cristo antes de la destrucción
de Jerusalén: “Pero cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed
entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea huyan a
los montes”. Lucas 21:20, 21. No debían detenerse para salvar algo de su
hacienda, sino aprovechar lo mejor posible la ocasión para la huida”.[4]
3.- Aplicación:
Somos salvados
por gracia. El poder de Dios debe también reconocerse al sacar almas de un
estado de pecado. Si Dios no hubiera sido misericordioso con nosotros, nuestra
demora hubiera sido nuestra ruina. —Lot debe correr por su vida. Él no debe
anhelar Sodoma. Se dan órdenes como estas a quienes, por medio de la gracia,
son librados de un estado y condición de pecado. No volváis al pecado ni a
Satanás. No descanséis en el yo ni en el mundo. Acudid a Cristo y al cielo,
pues eso es escapar a la montaña, no debiendo deteneros antes de llegar.
Hubo una salida, una separación decidida de los impíos, una
fuga para salvar la vida. Así fue en los días de Noé; así ocurrió en el caso de
Lot; así en el de los discípulos antes de la destrucción de Jerusalén, y así
será en los últimos días. De nuevo se oye la voz de Dios en un mensaje de
advertencia, que manda a su pueblo separarse de la impiedad creciente.[5]
Pr. Wilbert Maluquish
Julio, 2015
[1]Reina
Valera Revisada (1960) (Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998), Gn 19.17.
[2]William MacDonald, Comentario Bíblico De William
MacDonald: Antiguo Testamento Y Nuevo Testamento (Viladecavalls
(Barcelona), España: Editorial CLIE, 2004), 33.
[3]Matthew Henry and Francisco Lacueva, Comentario
Bı́blico De Matthew Henry (08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE,
1999), 44.
[4]Elena
G. de White, Patriarcas y profetas, 143.