miércoles, 29 de julio de 2015

SARA, PRINCESA

1.- Lección: Cualesquiera sean nuestras preocupaciones y temores, deben ser expuestos ante Dios en oración.

2.- Texto: Gén 17:16-20 16Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella. 17Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir? 18Y dijo Abraham a Dios: Ojalá Ismael viva delante de ti. 19Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac;16 y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él. 20Y en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes engendrará, y haré de él una gran nación. [1]

Aquí se hace a Abraham la promesa de un hijo con Sarai, en el cual se cumpliría la promesa hecha. La prenda de esta promesa fue el cambio del nombre de Sarai a Sara. Sarai significa mi princesa, como si su honor estuviera limitado a una sola familia; Sara significa una princesa. Mientras más favores Dios nos otorgue, más debemos rebajarnos a nuestros propios ojos. —Abraham demostró gran gozo; se rió, era una risa de alegría, no de desconfianza. Ahora era que Abraham se gozó de que habría de ver el día de Cristo; ahora lo vio y se gozó, Juan viii, 56. —Temiendo que Ismael fuera abandonado y dejado de Dios, Abraham hizo una petición a su favor. Dios nos da permiso para que cuando oramos seamos específicos en nuestras peticiones.[2]

I.-        La promesa hecha a Abraham de tener un hijo de Sarai pues también ella vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella (v. 16). Nótese que:
1. Dios revela gradualmente a su pueblo sus propósitos de buena voluntad. Dios había dicho mucho antes a Abram que tendría un hijo, pero nunca hasta ahora que tendría un hijo de Sarai.
2. La bendición del Señor produce fertilidad y no le añade tristeza, al menos no la tristeza que hubo en el caso de Agar.
3. El gobierno y el orden del Estado son un gran bien para la Iglesia. Se promete aquí que no sólo pueblos sino reyes de pueblos vendrán de ella; no una chusma acéfala, sino una sociedad bien organizada y bien gobernada.

II.-       La ratificación de esta promesa fue el cambio del nombre de Sarai en Sara (v. 15). Sarai significa mi princesa; como si su honor estuviese confinado a una sola familia. Sara significa simplemente princesa—a saber, de muchedumbres.

III.-     El gozo y la gratitud con que Abraham acogió esta benévola promesa (v. 17). En esta ocasión manifestó:
1. Gran humildad: Se postró sobre su rostro.
2. Gran gozo: Y se rió. Fue una risa de gozo, no de incredulidad. Hay el gozo de la fe, como hay el gozo del disfrute.
3. Gran admiración: ¡A hombre de cien años le ha de nacer hijo!

IV.-     Oración de Abraham por Ismael: ¡Ojalá Ismael viva delante de ti! (v. 18). Esto lo dice, no como deseando que Ismael sea preferido al hijo que ha de tener de Sara, sino por miedo de que sea abandonado y desamparado de Dios. Aunque no debemos dar leyes a Dios, sin embargo Él nos permite, en oración, sentirnos humildemente libres con Él, y especialmente presentar delante de Él nuestras peticiones (Fil. 4:6). Es deber de los padres orar por sus hijos, por todos sus hijos, como Job, que ofrecía holocaustos según el número de todos ellos (Job 1:5). Lo mejor que podemos desear de Dios para nuestros hijos es que vivan delante de Él, esto es, que lleguen a ser partícipes del pacto con Él, y obtengan de Dios gracia para andar en integridad.[3]

Elena de White comenta: “Después del nacimiento de Ismael, el Señor se manifestó nuevamente a Abrahán y le dijo: “Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo”. Génesis 17:7. De nuevo el Señor repitió por medio de su ángel la promesa de dar un hijo a Sara, y que ella sería madre de muchas naciones”.[4]

3.- Aplicación:
Aun las personas que poseen una gran fe pueden tener dudas. Cuando parezca que Dios quiere lo imposible y comience a dudar de la dirección divina, sea como Abraham: centre su atención en el compromiso de Dios de cumplir sus promesas y continúe obedeciéndolo.
Dios no se olvidó de Ismael. Aunque no podía ser heredero de Abraham, podría ser padre de una gran nación. A pesar de las circunstancias, Dios tampoco se olvida de usted. Obedézcale y confíe en su plan.


Pr. Wilbert Maluquish
Julio, 2015



16 Esto es, Risa.
[1]Reina Valera Revisada (1960) (Miami: Sociedades Bíblicas Unidas, 1998), Gn 17.16-21.

[2]Matthew Henry, Comentario De La Biblia Matthew Henry En Un Tomo. (Miami: Editorial Unilit, 2003), 35.
[3]Matthew Henry and Francisco Lacueva, Comentario Bı́blico De Matthew Henry (08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE, 1999), 42.

[4]Elena G. de White, La historia de la redención, 80.

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