1.- Lección: Caminar con Dios inevitablemente es nuestro desafío
permanente.
El relato del capítulo 5 de Génesis cubre muchas generaciones sin nada
digno de notar, y sin otra variación que la de los nombres y las cifras de los
años, en este capítulo también se repite con enfadosa frecuencia los verbos vivir, engendrar y morir, pero, al fin,
llega uno que no puede ser pasado por alto sino que es digno de mucha
consideración y éste es Enoc séptimo desde Adán por la línea de Set, y
bisabuelo de Noé; podemos suponer que los demás se comportaron virtuosamente,
pero éste los sobrepasó a todos, y fue la estrella más brillante de la era
patriarcal. Es poco lo que queda registrado de él, pero este poco es bastante
para hacer muy grande su nombre.
Aquí hay dos cosas con respecto a él:
I.- Su conducta en este mundo, la cual es mencionada dos veces: “Caminó Enoc con Dios” (5:22,
24). Aquí tenemos, en esta sola frase, la naturaleza, el objetivo y el tenor de
su conducta pues ella indica:
1- Una religión verdadera. En efecto, ¿qué
es la piedad, sino caminar con Dios? Los impíos y profanos están sin Dios en el
mundo (Efe. 2:12); andan por camino contrario al de Dios (Isa. 55:8); pero los
piadosos caminan con Dios, lo cual supone que están de acuerdo con
Él—reconciliados con Él—pues, ¿cómo andarán dos juntos, si antes no se han
puesto de acuerdo? (Amós 3:3).
2.- Una religión eminente. Estaba
enteramente muerto al mundo pues no sólo andaba detrás de Dios, como
hacen todos los buenos, sino que andaba con Dios, como si estuviese ya
en el Cielo.
II.- Su glorioso traslado a un
mundo mejor. Como no vivió igual que los demás, tampoco murió, como sucedió a los
demás (v. 24): Desapareció, porque lo llevó Dios; esto es, como se nos explica
en Hebreos 11:5, fue trasladado para no ver muerte, y no fue hallado, porque
lo trasladó Dios.
La palabra de Dios añade que antes que fuese trasladado tuvo
testimonio de haber agradado a Dios. Aquellos cuya conducta en el mundo es
verdaderamente santa, hallarán que su traslado desde el mundo es verdaderamente
feliz.[1]
Elena de
White señala que Enoc anduvo con Dios, y ya no fue hallado, porque Dios lo
llevó consigo. A él fue confiado el mensaje de la segunda venida de Cristo. “De
los cuales también profetizó Enoc, séptimo desde Adam, diciendo: He aquí, el
Señor es venido con sus santos millares.” Judas 14. El mensaje predicado por
Enoc, y su traslado al cielo, fueron un argumento convincente para todos los
que vivían en su tiempo; fueron un argumento que Matusalén y Noé pudieron usar
con poder para demostrar que los justos podían ser trasladados.[2]
3.- Ilustración:
“En medio de una vida de activa labor, Enoc mantenía fielmente su
comunión con Dios. Cuanto más intensas y urgentes eran sus labores, más
constantes y fervorosas eran sus oraciones. Seguía apartándose, durante ciertos
lapsos, de todo trato humano. Después de permanecer algún tiempo entre la
gente, trabajando para beneficiarla mediante la instrucción y el ejemplo, se
retiraba con el fin de estar solo, para satisfacer su sed y hambre de aquella
divina sabiduría que únicamente Dios puede dar. Manteniéndose así en comunión
con Dios, Enoc llegó a reflejar más y más la imagen divina. Tenía el rostro
radiante de una santa luz, semejante a la que resplandece del rostro de Jesús.
Cuando regresaba de estar en comunión con Dios, hasta los impíos miraban con
reverencia ese sello del cielo en su semblante”.[3]
4.- Aplicación:
Caminar implica una relación firme y progresiva
y no solamente un conocimiento casual. Caminar con Dios es obra que perdura toda la vida y no el trabajo de una
hora.[4]Caminar con Dios es tenerle siempre presente delante de nosotros, actuar
como estando siempre bajo su mirada. Es vivir una vida de comunión con Dios
tanto en sus ordenanzas como en sus providencias.
Es preocuparse constantemente de agradar a Dios en todas las cosas y en
nada ofenderle. Es ser seguidores de él como hijos amados. El Espíritu Santo
dice que caminó Enoc con Dios en lugar de decir vivió Enoc (con
Dios).[5]
Queremos
caminar ininterrumpidamente cada día con Dios, entonces tienes que buscarlo
cada día a través de la oración, el estudio de la Biblia, la meditación y la
alabanza.
Que ese
sea nuestro desafío!!!
Pr. Wilbert
Maluquish
Julio, 2015
[1]Matthew
Henry and Francisco Lacueva, Comentario Bíblico De Matthew Henry (08224
TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE, 1999), 27.
[2]Elena G. de White, Joya de los testimonios (Buenos Aires:
ACES, 1991), 3:43.
[4]William
MacDonald, Comentario Bíblico De William MacDonald: Antiguo Testamento Y
Nuevo Testamento (Viladecavalls (Barcelona), España: Editorial CLIE,
2004), 25.
[5]Matthew Henry, Comentario
De La Biblia Matthew Henry En Un Tomo. (Miami: Editorial Unilit, 2003), 19.