1.- Lección: El pecado está al asedio.
2.- Texto: Gén 4:6,7-“Entonces Jehová
dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si
bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la
puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.”
Cuando Dios mató animales y vistió a Adán y Eva
(Gén.3:21), enseñó el significado del sacrificio con sangre (Heb. 9:22). Caín
trajo el sacrificio incorrecto en sus manos y tenía la actitud incorrecta en su
corazón. Su ofrenda no era un sacrificio de fe, y Dios la rechazó. Dios también
advirtió a Caín que el pecado estaba a la puerta, esperando lanzarse encima de
él.[1]
Dios razona aquí con Caín para convencerle del pecado y de la locura de
su furia y de su descontento, y para traerle de nuevo al buen genio, para
evitar así que la corriente del pecado siga su curso maligno. De modo parecido
argüía con el hijo mayor el padre del hijo pródigo (Luc. 15:28).
I. Dios interroga a Caín sobre la causa de este descontento: ¿Por qué ha decaído tu semblante? Observa: 1.- Que Dios se
percata de todas nuestras emociones, sentimientos, miedos y pasiones pecaminosas.
2.- Preguntémonos: “¿Por qué me pongo furioso? ¿Hay alguna causa real, justa,
proporcionada, para ello? ¿Por qué me enfurezco tan pronto?”
II. Para traer de nuevo a Caín a su buen sentido, se le demuestra aquí:
1.- Que no tiene ninguna razón para estar enojado
con Dios.
A) Dios
pone delante de Caín vida y bendición: o (a) “Si hubieses obrado bien, como
tu hermano, habrías sido aceptado, como lo fue él”, o (b) “Si en lo sucesivo
obras bien, si te arrepientes de tu pecado, reformas tu corazón y tu vida, y
ofreces tu sacrificio de mejor manera, serás todavía aceptado, tu pecado será
perdonado, y tu bienestar y honor restaurados; todo marchará bien”. Mira cuán
temprano fue predicado el Evangelio, y fueron ofrecidos sus beneficios, incluso
a uno de los mayores pecadores.
B) Dios
pone delante de él muerte y maldición: “Si no vas a obrar bien, si
persistes en esa ira y, en vez de humillarte delante de Dios, te endureces
contra Él, el pecado está a la puerta”, esto es, (a) otro pecado más. “Ahora
que el enojo está en tu corazón, el homicidio está a la puerta.” O (b) el castigo
del pecado. Tan emparentado está el castigo con el pecado, que una sola palabra
expresa ambos en hebreo. Cuando el pecado se aloja dentro de casa, la maldición
está a la puerta, como un alguacil, presto a arrestar al pecador dondequiera
que se meta. A la puerta está el pecado consumado, cuando ha sido concebido en
el corazón (Stg. 1:15). Por consiguiente, Caín no tenía ninguna razón para
estar enojado con Dios, sino sólo contra sí mismo.
2.- Que no tiene ninguna razón para estar
enojado con su hermano. No es su
hermano el que lo ha puesto en esta situación de enfado, sino su propia
envidia, su orgullo, la maldad de su propio corazón. Es cierto que el pecado
está a la puerta, como una fiera hambrienta que se acuesta a la puerta
acechando a que su víctima vaya a salir, para abalanzarse sobre ella. Alimentar
el fuego de una pasión es como preparar la presa para los más terribles asaltos
de una fiera, pero, por mucho que las pasiones asalten el corazón humano, están
sujetas a nuestro deseo consciente. Nuestro corazón es una fortaleza que sólo
puede ser tomada cuando se rinde voluntariamente desde dentro, por falta de
decisión de seguir luchando.[2]
3.- Ilustración:
Se dice que donde se deja entrar el pecado como suplicante, se queda
como tirano.
Una leyenda árabe dice que cierto molinero un día fue sorprendido por un
camello que metió la cabeza por la puerta de la tienda en que estaba durmiendo,
y que le dijo: “Afuera hace mucho frío, permíteme meter tan sólo las narices.”
El árabe le dio permiso de hacerlo así; pero pronto había metido todo el
cuerpo, lo cual no era muy agradable al molinero, quien comenzó a quejarse
diciendo que el cuarto era muy chico para los dos. Entonces el camello
respondió “Si tú estás incómodo puedes salirte; yo, por mi parte, voy a
quedarme donde estoy.”
Hay pecados, que a manera de ese camello, sólo quieren un lugarcito en
el corazón humano, y cuando se les da, se meten y ocupan todo el corazón,
después no quieren salir y dicen: “Aquí nos quedamos, suceda lo que suceda; no
saldremos para nada”.[3]
4.- Aplicación:
¿Cómo
reacciona usted cuando alguien le sugiere que ha hecho algo malo? ¿Actúa usted
para corregir el error o niega que necesite corrección?
La
próxima vez que alguien le sugiera que usted está errado, échese un vistazo
sincero y elija el camino de Dios en lugar del de Caín.[4]
El pecado
sigue agazapado ante nuestras puertas hoy en día. Al igual que Caín, seremos
víctimas del pecado si no lo dominamos. Pero no nos es posible dominar el
pecado con nuestra propia fuerza. En lugar de eso, debemos volvernos a Dios
para recibir fe para nosotros mismos. El Espíritu Santo nos ayudará a dominar
el pecado. Esto constituirá una batalla de por vida que no se acabará hasta que
nos encontremos cara a cara con Cristo.[5]
Pr. Wilbert Maluquish
Julio, 2015
[1]Warren W. Wiersbe, With
the Word Bible Commentary (Nashville: Thomas Nelson, 1997, c1991), Gn 4.1.
[2]Matthew Henry and Francisco Lacueva, Comentario
Bı́blico De Matthew Henry (08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE,
1999), 25.
[3]Alfred Lerı́n, 500 Ilustraciones, 183.
[4]Biblia Del Diario Vivir,
electronic ed. (Nashville: Editorial Caribe, 2000, c1996), Gn 4.7.
[5]Ibid.