sábado, 25 de julio de 2015

MELQUISEDEC, “MI REY ES JUSTO"

1.- Lección: Un reconocimiento piadoso que nosotros deberíamos imitar al tener éxito en cualquier empresa legítima.
2.- Texto: Gén 14:17-20 17Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. 18Entonces Melquisedec,a rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; 19y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; 20y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abrham los diezmos de todo.[1]

Este párrafo comienza con la mención de los respetos que el rey de Sodoma ofreció a Abraham, pero, antes de referirla en detalle, la Escritura registra brevemente la historia de Melquisedec.

I.- Quién era éste. Era rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo; y otras cosas gloriosas que se dicen de él (Heb. 7:1):
1. Los escritores rabínicos concluyen que Melquisedec era Sem el hijo de Noé. Pero, ¿por qué habría cambiado su nombre? ¿Y cómo vino a fijar su residencia en Canaán?
2. Muchos escritores cristianos han pensado que fue una aparición del mismo Hijo de Dios en figura de rey justo, que sale en defensa de una causa justa y da la paz. Piensan que es difícil imaginar un mero hombre de quien pueda decirse que es sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida (Heb. 7:3).
3. La opinión más común es que Melquisedec era un príncipe cananeo que reinó en Salem y conservó allí la verdadera religión; pero si es así, ¿por qué había de aparecer su nombre sólo aquí en toda la historia de Abraham? La Cadena Arábica da de Melquisedec los siguientes datos: Que era el hijo de Heraclim, hijo de Peleg, hijo de Heber, y que el nombre de su madre era Salatiel, hija de Gomer, hijo de Jafet, el hijo de Noé.
II.- Lo que hizo.
1. Sacó pan y vino, como refrigerio para Abraham y sus soldados y como felicitación por su victoria. Esto lo hizo en cuanto rey.
2. En su calidad de sacerdote del Dios Altísimo, bendijo a Abraham, lo que podemos suponer que sería para Abraham un refrigerio mayor que el pan y el vino. Así Dios, después de resucitar a su Hijo Jesús le ha enviado a bendecirnos, como quien tiene autoridad; y aquéllos a quienes Él bendice, son benditos de veras.
III.- Lo que dijo (vv. 19–20). Dijo dos cosas:
1. Bendijo a Abraham de parte de Dios. Observa los títulos que da aquí a Dios, y que son muy gloriosos. 
(a) El Dios Altísimo; 
(b) Creador de los cielos y de la tierra, o Dueño, como dice el hebreo, lo que implica que es el justo Dueño y Soberano Señor de todas las criaturas, por ser el Creador y Hacedor de todas ellas.
2. Bendijo a Dios de parte de Abraham (v. 20): y bendito sea el Dios Altísimo.
IV. Lo que le fue hecho: Le dio Abraham los diezmos de todo, es decir, del botín (Heb. 7:4). Esto podría considerarse:
1. Como un presente voluntario a Melquisedec, en correspondencia a sus señales de respeto.
2. Como ofrenda prometida y dedicada al Dios Altísimo y, por ello, puesta en manos de Melquisedec, su sacerdote. Notemos: (a) Cuando hemos recibido de Dios algún señalado favor, está muy en su punto que expresemos nuestra gratitud con algún acto especial de piedad caritativa. (b) El diezmo de lo que Dios nos haya prosperado es una conveniente porción para ponerla aparte para el honor de Dios y el servicio del santuario. (c) Jesucristo, nuestro gran Melquisedec, se merece nuestro homenaje, y que todos y cada uno le reconozcamos como nuestro rey y sacerdote; y no sólo el diezmo de todo, sino todo lo que poseemos debemos ponerlo a sus pies y ofrecérselo.[2]
Elena de White comenta: “Melquisedec, al bendecir a Abraham, había reconocido a Jehová como la fuente de todo su poder y como autor de la victoria: “Bendito sea Abraham del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos”. Génesis 14:19, 20. Dios estaba hablando a aquel pueblo por su providencia, pero el último rayo de luz fue rechazado, como todos los anteriores”.[3]

3.- Aplicación:
Cuando la gente nos mira, debe notar lo que Dios ha logrado en nuestras vidas.
Hablando del diezmo, “Y Abraham le dio a él el diezmo de todo” (Job 14:20). De este versículo se desprenden varios principios importantes en cuanto al diezmo los cuales debemos aplicar:
1.     Debemos dar en el lugar adecuado. Abraham dio su diezmo al sacerdote del lugar. En nuestro caso debemos darlo en la congregación de nuestra iglesia.
2.     Debemos dar la cantidad adecuada. El diezmo es lo establecido por el Señor como el mínimo.
3.     Debemos dar con el motivo adecuado. Abraham lo hizo por gratitud a todo lo recibido de la mano del Señor.
4.     Debemos dar en el momento adecuado. Inmediatamente que Abraham obtuvo la victoria entrega sus diezmos. Inmediatamente que recibimos los recursos que Dios nos da, es el momento para dar al Señor nuestro diezmo de gratitud.


Pr. Wilbert Maluquish
Julio, 2015





[1]Reina Valera Revisada (1960) (Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998), Gn 14.17-21.
[2]Matthew Henry and Francisco Lacueva, Comentario Bíblico De Matthew Henry (08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE, 1999), 39.

[3]Elena G. de White, Patriarcas y profetas, 136.

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