2.- Texto: Gén 16:10-14 10Le dijo también el ángel de Jehová: Multiplicaré tanto tu descendencia,
que no podrá ser contada a causa de la multitud. 11Además le dijo
el ángel de Jehová: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás
su nombre Ismael,12
porque Jehová ha oído tu aflicción. 12Y él será hombre fiero; su
mano será contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de todos sus
hermanos habitará. 13Entonces llamó el nombre de Jehová que con
ella hablaba: Tú eres Dios que ve; porque dijo: ¿No he visto también aquí al
que me ve? 14Por lo cual llamó al pozo: Pozo del
Viviente-que-me-ve. He aquí está entre Cades y Bered.[1]
Cuando Agar estuvo en el desierto de Shur, de camino a Egipto, la halló el ángel de Jehová.
Éste era el Señor Jesús en una de Sus apariciones antes de Su encarnación, conocida
como una cristofonía. (Jueces 6 para un estudio en cuanto al Ángel de Jehová.) Le aconsejó que se volviera y fuera sumisa bajo la mano de Sarai, y le prometió que su hijo
sería la cabeza de una gran nación. Esa promesa, por supuesto, tiene su
cumplimiento en el pueblo árabe. Las palabras: “Vuélvete… y ponte sumisa” han marcado grandes cambios en las vidas
de muchos que han estado cara a cara con Dios.
La exclamación de
Agar en el versículo 13 podría ser parafraseada: “Eres Dios quien puede ser visto”, porque dijo: “¿No he visto también aquí al que me ve?”
Llamó el pozo “Beer Lahai Roi”
(que quiere decir pozo del viviente y me ve).[2]
I.- Para su consuelo en el presente apuro,
el ángel le añade una predicción concerniente a su posteridad. Nótese que es un
gran consuelo para las mujeres encinta el pensar que están bajo el particular
conocimiento y cuidado de la divina Providencia. Ahora:
1. El ángel le asegura que tendrá un parto feliz, y de un hijo, que
es lo que Abraham deseaba. Dio a luz felizmente, no sólo por providencia, sino
también por promesa.
2. Pone nombre al niño, lo cual era un honor, tanto para ella como para el
niño: Llamarás su nombre Ismael, esto es: «Dios oirá»; la razón es, porque
Jehová ha oído tu aflicción. Aun allí donde hay poco clamor de devoción, el
Dios de compasión escucha a veces benignamente el clamor de aflicción. Las
lágrimas hablan tan bien como las oraciones.
3. Le promete una
numerosa descendencia (v. 10). Los árabes http://wilbert-maluquish.blogspot.com/2015/07/el-islam.html(Multiplicaré de tal manera tu descendencia. Dios bendice a Ismael
por amor a Abram. Esta promesa es reafirmada en Gén. 17:20)[3]se tienen por descendientes de Ismael. Y
son un pueblo muy numeroso.
4. Le declara el
carácter del niño que va a dar a luz. Será hombre fiero o, como dice el
hebreo, asno salvaje de hombre, fiero y osado, rebelde, indolente y
traicionero. Su mano será contra todos—éste es su pecado—; y la mano
de todos contra él—éste es su castigo—. Nótese que los que tienen
espíritus turbulentos, suelen tener vidas tormentosas. Con todo, vivirá a
salvo. Nótese que muchos que, por su imprudencia, están expuestos a constantes
peligros, son extrañamente preservados, aun así, por la divina Providencia,
siendo Dios para ellos mucho mejor de lo que se merecen.
II.- La piadosa reflexión de Agar sobre esta
benigna aparición de Dios a ella (vv. 13–14). Presta atención a lo que dice:
1. Su respetuosa adoración de la omnisciencia y de la providencia de Dios,
con aplicación de estos atributos divinos a sí misma: Tú eres Dios que ve
o, como dice el hebreo, de ver; éste sería, para ella, el nombre de Dios
por siempre. Dios es (como lo expresaban los antiguos) todo ojo.
Él, que todo lo ve, me ve a mí; como dice David: Oh Jehová, tú me has
escrutado y me conoces (Sal. 139:1). Para un arrepentido, como Agar es una
expresión muy propia: «Tú ves la sinceridad y seriedad de mi conversión y de mi
arrepentimiento».
2. Su humilde admiración del favor de Dios hacia ella: ¿No he visto
también aquí al que me ve? Probablemente no sabía quién era el que hablaba
con ella hasta que él se marchó y entonces ella se apercibió de él con una
reflexión semejante a la de los dos discípulos de Emaús (Lc. 24:31–32). ¿No
sólo en la tienda de Abram y en su altar, sino también aquí, en este
desierto? ¿Aquí, donde nunca lo esperaba, donde yo estaba fuera del camino de
mi deber? Señor, cómo es que … (Jn. 14:22).
III.- El nombre que ella dio a este lugar: Beer-lahay-roí = Pozo del que vive y me ve (v. 14). Éste fue el lugar en que el Dios
de la gloria manifestó su especial cuidado por una pobre mujer en apuros.[4]
Elena
de White comenta: “La falta de fe de Abraham y de Sara había dado lugar al
nacimiento de Ismael, mezcla de la descendencia justa con la impía. La
influencia del padre sobre su hijo era contrarrestada por la de los idólatras
parientes de su madre, y por la unión de Ismael con mujeres paganas. Los celos
de Agar y de las esposas que ella había elegido para Ismael, rodeaban a su
familia de una barrera que Abraham trató en vano de romper”.[5]
3.- Aplicación:
Hemos observado a tres personas cometer errores graves: (1)
Sarai, que tomó el asunto en sus propias manos y dio una sierva a Abraham; (2)
Abraham, el que llevó a cabo el plan pero que, cuando las cosas empezaron a
marchar mal, se negó a participar en la resolución del problema; y (3) Agar,
que huyó del problema. A pesar de esta caótica situación, Dios demostró que
siempre puede hacer que las cosas ayuden a bien (Romanos 8.28). Sarai y Abraham aun así recibieron el
hijo que tan desesperadamente anhelaban, y Dios resolvió el problema de Agar a
pesar de la negativa de Abraham a meterse en la solución del problema. Ningún
problema es demasiado complicado para Dios si uno está dispuesto a permitirle
que lo ayude.
Pr. Wilbert Maluquish
Julio, 2015
[1]Reina Valera Revisada (1960) (Miami: Sociedades
Bı́blicas Unidas, 1998), Gn 16.10-14.
[3]Eduardo A. Hernández and CA) Lockman Foundation (La
Habra, Biblia De Estudio : LBLA. (La Habra, CA: Editorial Funacion, Casa
Editoral para La Fundacion Biblica Lockman, 2003), Gn 16.10.
[4]Matthew Henry and Francisco Lacueva, Comentario
Bı́blico De Matthew Henry (08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE,
1999), 41.
[5]Elena
G. de White, Patriarcas y profetas, 152.
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