1.- Lección: Cuando
los planes están de acuerdo
con la voluntad divina, son revelados por la providencia.
2.- Texto: Gén 46:1-4 “2Y habló Dios a Israel en
visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob. Y él respondió: Heme aquí. 3Y
dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas de descender a Egipto, porque
allí yo haré de ti una gran nación. 4Yo descenderé contigo a
Egipto, y yo también te haré volver; y la mano de José cerrará tus ojos.” [1]
Israel fue a
Beerseba para ofrecer sacrificios a Dios. Sin duda una pregunta que daba
vueltas en su cabeza estaba relacionada con el hecho de trasladarse
permanentemente a Egipto o solamente ir para visitar a su hijo. Dios le da a
Jacob un mensaje de consuelo por medio de unas visiones en la noche.[2]
I.- De
camino para Egipto, Jacob prestó su reconocimiento a Dios. Vino a Beerseba, desde Hebrón
donde ahora vivía; y allí ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac
(v. 1). Allí había invocado Abraham el nombre de Jehová Dios eterno
(21:33), y lo mismo hizo Isaac (26:25). En este caso, Jacob:
1. Tenía puesta la mirada en Dios como el Dios de su padre Isaac, esto es,
el Dios del pacto con él.
2. Ofreció sacrificios:
(A) En prueba de agradecimiento por el bendito cambio operado recientemente
en el rostro espiritual de su familia, por las buenas noticias que había
recibido respecto de José, y por la firme esperanza que abrigaba de volver a
verle.
(B) Para implorar que Dios le acompañase con su presencia en el viaje que
iba a emprender.
(C) Para consultar la voluntad de Dios. Jacob tampoco quería marchar sin
obtener el consentimiento de Dios.
II.- Dios
dirigió todos sus pasos: Habló
Dios a Israel en visiones de noche (v. 2). Si le hablamos a Dios como es
debido, Él no dejará de hablarnos a nosotros. ¿Qué tenía Dios que decirle a
Jacob?
1. Primeramente, le renueva el pacto con estas palabras: Yo soy Dios, el
Dios de tu padre (v. 3).
2. Le anima a efectuar el traslado de su familia: No temas descender a
Egipto. El gozo debe sustituir al temor cuando oímos la voz de Dios. Jacob
estaba muy preocupado por este viaje, y Dios lo tenía todo en cuenta.
(A) Él era viejo, y el viaje era largo.
(B) Abrigaba ciertos temores de que sus hijos se contaminasen con la
idolatría de Egipto y se olvidasen del Dios de sus padres, o que se enamorasen
de los placeres de Egipto y se olvidasen de la tierra prometida.
3. Le promete consuelo y ayuda para el traslado diciéndole:
(A) Que se multiplicarían grandemente en Egipto (v. 3).
(B) Que Su presencia le acompañaría durante el viaje: Yo descenderé
contigo a Egipto (v. 4).
(C) Que ni él ni los suyos se perderían en Egipto. Aunque Jacob murió en Egipto,
esta promesa se cumplió. (a) Cuando su cadáver fue traído desde Egipto para ser
sepultado en Canaán. (b) Cuando su descendencia se estableció más tarde en
Canaán. Por muy ensombrecido que esté el valle por el que tengamos que
atravesar alguna vez bajo el llamamiento de Dios, podemos marchar confiados,
pues si Dios desciende con nosotros al valle, de seguro que nos acompañará para
remontarlo de nuevo. Incluso cuando descienda con nosotros hasta el sepulcro,
de cierto nos hará ascender después hasta la gloria.
(D) Que, vivo o muerto su amado José sería su apoyo y consuelo: La mano
de José cerrará tus ojos.[3]
3.- Ilustración:
El viaje de Jacob a Egipto duró 400 años,
antes que le dieran la bienvenida a la Tierra Prometida de Canaán. Israel entró
a Egipto con sus 12 hijos, incluido José, y pasados esa cantidad de años,
salieron convertidos en una pequeña nación. Jacob pasó por el mismo sitio que
había sido tan importante para su abuelo Abraham (21:22-34) y para su padre
Isaac (26:26-33) a Beerseba:
Lugar donde Jacob (o Israel) dejó a su familia para dirigirse a Harán (28:10) ofreció sacrificio: Además de adorar a
Dios en Beerseba, le consagró a su familia antes de dejar la Tierra Prometida.[4]
4.- Aplicación:
Asegúrate que tus planes estén de acuerdo a la voluntad
divina. Pues cuando estamos frente a
una decisión importante, necesitamos apartarnos a los lugares donde solemos
escuchar la voz de Dios, y esperar que nos dé su visión.
Cuando las nuevas circunstancias o las nuevas cosas que lo
rodean lo atemoricen o preocupen, reconozca que es normal temer. Sin embargo,
dejarnos paralizar por el miedo es indicio de que estamos poniendo en duda la
capacidad de Dios para cuidarnos.
Busque la promesa: “´No temas de descender a Egipto, porque yo te pondré
allí en gran gente´, era muy significativa. Se había prometido que su
descendencia sería tan numerosa como las estrellas; pero hasta entonces el
pueblo elegido había aumentado lentamente. Y la tierra de Canaán no ofrecía en
ese tiempo campo propicio para el desarrollo de la nación que se había
predicho... Egipto, sin embargo, ofrecía las condiciones necesarias para el
cumplimiento del propósito divino. Se les ofrecía allí un sector del país bien
regado y fértil, con todas las ventajas necesarias para un rápido crecimiento.
Y la antipatía que habían de encontrar en Egipto debido a su ocupación, porque
para ´los egipcios es abominación todo pastor de ovejas´, les permitiría seguir
siendo un pueblo distinto y separado, y serviría para impedirles que
participaran en la idolatría egipcia”. (Historia de los Patriarcas y
Profetas, 209)
Pr. Wilbert Maluquish
Agosto, 2015
[1]Reina
Valera Revisada (1960) (Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998), Gn
46.2-5.
[2]Daniel Carro, José Tomás Poe,
Rubén O. Zorzoli and Tex.) Editorial Mundo Hispano (El Paso, Comentario
Bı́blico Mundo Hispano Génesis, 1. ed. (El Paso, TX: Editorial Mundo
Hispano, 1993-<1997), 249.
[3]Matthew
Henry and Francisco Lacueva, Comentario Bı́blico De Matthew Henry (08224
TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE, 1999), 70.
[4]Nuevo
Comentario Ilustrado De La Biblia (Nashville: Editorial Caribe, 2003), 78.