Pero Moisés le dijo a Dios:
¿Y quién soy yo para presentarme ante el faraón y sacar de Egipto a los
israelitas?
Yo estaré contigo le respondió Dios. Y te voy a dar
una señal de que soy yo quien te envía: Cuando hayas sacado de Egipto a mi
pueblo, todos ustedes me rendirán culto[a] en esta montaña. Éxodo 3:10-12

Thomas Young, nació el 13
de junio de 1773 en Milverton, Inglaterra. Leía a la edad de dos años.
A los catorce conocía el
latín, hebreo, samaritano, caldeo, árabe, sirio, francés, italiano, persa,
turco y etíope.
Estudio medicina en
Cambridge. Investigó el funcionamiento del ojo humano, estableciendo que
existen tres tipos de receptores cada uno de ellos sensibles a uno de los
colores primarios.
Descubrió como cambia la
curvatura del cristalino para enfocar objetos a distintas distancias. En 1801
descubrió la causa del astigmatismo y comenzó a interesarse por la óptica.
En una célebre experiencia
que lleva su nombre, encontró que si dejaba pasar luz, que provenía de una
única fuente, a través de dos pequeñas rendijas muy próximas, la luz daba lugar
a unas bandas brillantes que alternaban con otras más oscuras.
Basándose en el fenómeno de
interferencia que se producía, estableció definitivamente la naturaleza
ondulatoria de la luz. Explicó de esta manera los colores que se forman en las
películas finas, como las burbujas.
Estudió también entre otras
cosas: la naturaleza transversal de las ondas luminosas, las longitudes de onda
de los distintos colores, las mareas (encontró una explicación mejor), la
energía (la definió formalmente), la elasticidad (una constante en la ecuación
matemática que describe la elasticidad lleva su nombre: módulo de Young), el
tamaño de las moléculas, la tensión superficial en los líquidos…
Como todo lo que suponía un
desafío le interesaba, al oír hablar de la Piedra Rosetta se hizo con una copia
de las tres inscripciones que contenía. Centró su atención en grupos de
jeroglíficos enmarcados por una línea a los que denominó cartuchos. Consiguió
descifrar varios cartuchos y abrió el camino que luego continuaría el lingüista
francés Champollion.
Los que aceptan los
desafíos llegan lejos. Dios ha colocado en el ser un humano un potencial
divino, que no se podrá desarrollar totalmente, a menos que lo veamos a Él como
la fuente de todo y que pongamos nuestro empeño en salir adelante, jamás
conformándonos con lo poco que hacemos o tenemos. Levantar la vista hacía el
horizonte nos lleva a contemplar la luz de Dios que nos guía a nuevos senderos.
Así que disponte a partir.
Voy a enviarte al faraón para que saques de Egipto a los israelitas, que son mi
pueblo.
Pr. Wilbert Maluquish