1.-
Lección: Un
reconocimiento piadoso que nosotros deberíamos imitar al tener éxito en
cualquier empresa legítima.
2.- Texto: Gén 14:17-20 17Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los
reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save,
que es el Valle del Rey. 18Entonces Melquisedec,a rey de Salem y sacerdote
del Dios Altísimo, sacó pan y vino; 19y le bendijo, diciendo:
Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra;
20y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y
le dio Abrham los diezmos de todo.[1]
Este párrafo
comienza con la mención de los respetos que el rey de Sodoma ofreció a Abraham,
pero, antes de referirla en detalle, la Escritura registra brevemente la
historia de Melquisedec.
I.- Quién era éste. Era rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo;
y otras cosas gloriosas que se dicen de él (Heb. 7:1):
1. Los escritores rabínicos concluyen que Melquisedec era Sem el hijo de
Noé. Pero, ¿por qué habría cambiado su nombre? ¿Y cómo vino a fijar su
residencia en Canaán?
2. Muchos escritores cristianos han pensado que fue una aparición del mismo
Hijo de Dios en figura de rey justo, que sale en defensa de una causa justa y
da la paz. Piensan que es difícil imaginar un mero hombre de quien pueda
decirse que es sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio
de días, ni fin de vida (Heb. 7:3).
3. La opinión más común es que Melquisedec era un príncipe cananeo que
reinó en Salem y conservó allí la verdadera religión; pero si es así, ¿por qué
había de aparecer su nombre sólo aquí en toda la historia de Abraham? La Cadena
Arábica da de Melquisedec los siguientes datos: Que era el hijo de
Heraclim, hijo de Peleg, hijo de Heber, y que el nombre de su madre era
Salatiel, hija de Gomer, hijo de Jafet, el hijo de Noé.
II.- Lo que hizo.
1. Sacó pan y vino, como refrigerio para Abraham y sus soldados y como
felicitación por su victoria. Esto lo hizo en cuanto rey.
2. En su calidad de sacerdote del Dios Altísimo, bendijo a Abraham, lo que
podemos suponer que sería para Abraham un refrigerio mayor que el pan y el vino.
Así Dios, después de resucitar a su Hijo Jesús le ha enviado a bendecirnos,
como quien tiene autoridad; y aquéllos a quienes Él bendice, son benditos de
veras.
III.- Lo que dijo (vv. 19–20). Dijo dos cosas:
1. Bendijo a Abraham de parte
de Dios. Observa los
títulos que da aquí a Dios, y que son muy gloriosos.
(a) El Dios Altísimo;
(b) Creador de los cielos y de la tierra, o Dueño, como dice el hebreo,
lo que implica que es el justo Dueño y Soberano Señor de todas las criaturas,
por ser el Creador y Hacedor de todas ellas.
2. Bendijo a Dios de parte
de Abraham (v. 20): y bendito
sea el Dios Altísimo.
IV. Lo que le fue hecho: Le dio Abraham los diezmos de todo, es
decir, del botín (Heb. 7:4). Esto podría considerarse:
1. Como un presente voluntario a Melquisedec, en correspondencia a sus
señales de respeto.
2. Como ofrenda prometida y dedicada al Dios Altísimo y, por ello, puesta
en manos de Melquisedec, su sacerdote. Notemos: (a) Cuando hemos recibido de
Dios algún señalado favor, está muy en su punto que expresemos nuestra gratitud
con algún acto especial de piedad caritativa. (b) El diezmo de lo que Dios nos
haya prosperado es una conveniente porción para ponerla aparte para el honor de
Dios y el servicio del santuario. (c) Jesucristo, nuestro gran Melquisedec, se
merece nuestro homenaje, y que todos y cada uno le reconozcamos como nuestro
rey y sacerdote; y no sólo el diezmo de todo, sino todo lo que poseemos debemos
ponerlo a sus pies y ofrecérselo.[2]
Elena
de White comenta: “Melquisedec, al bendecir a Abraham, había reconocido a
Jehová como la fuente de todo su poder y como autor de la victoria: “Bendito
sea Abraham del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito
sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos”. Génesis 14:19,
20. Dios estaba hablando a aquel pueblo por su providencia, pero el último rayo
de luz fue rechazado, como todos los anteriores”.[3]
3.- Aplicación:
Cuando la gente nos mira, debe notar lo que Dios ha
logrado en nuestras vidas.
Hablando del diezmo,
“Y Abraham le dio a
él el diezmo de todo” (Job 14:20). De este versículo se
desprenden varios principios importantes en cuanto al diezmo los cuales debemos
aplicar:
1.
Debemos dar en el lugar adecuado. Abraham dio su diezmo al sacerdote del
lugar. En nuestro caso debemos darlo en la congregación de nuestra iglesia.
2.
Debemos dar la cantidad adecuada. El diezmo es lo establecido por el
Señor como el mínimo.
3.
Debemos dar con el motivo adecuado. Abraham lo hizo por gratitud a todo lo
recibido de la mano del Señor.
4. Debemos dar en el momento adecuado.
Inmediatamente que Abraham obtuvo la victoria entrega sus diezmos. Inmediatamente
que recibimos los recursos que Dios nos da, es el momento para dar al Señor
nuestro diezmo de gratitud.
Pr. Wilbert Maluquish
Julio, 2015